Una oportunidad para los mallorquines Joan Sastre y Sergi García para conseguir un título continental.
Los nervios pasaron factura al Unics en el arranque del encuentro y el Valencia se la cobró cara. Dejó tirar al errático equipo ruso, que sólo anotó uno de sus primeros catorce tiros de campo, y en la otra zona sumó de la mano de Guillem Vives y de un inspirado Bojan Dubljevic (8-19, m.8).
La salida de Ndour le dio fuerza y algo de impulso al Unics pero la presencia de un incisivo Tobey le permitió al Valencia compensarla con ocho puntos casi seguidos del estadounidense (23-31, m.13). Pero, pese a su desacierto, el Unics no dejó que se le escapara el choque. Con mucho esfuerzo, entre Kaimakoglou y Ponkrashov consiguieron que el equipo local llegara al descanso habiendo minimizado los daños (36-39, m.20).
El tercer cuarto empezó con una estricta falta antideportiva a Bojan Dubljevic que unido a una técnica que le habían pitado por protestar en la primera parte le supuso una antideportiva. En dos minutos, el Unics empató el choque (42-42, m.22). San Emeterio y Matt Thomas mantuvieron unos minutos al Valencia por delante en el marcador y el cántabro llegó a devolverle el mando cuando Jamar Smith puso por delante por primera vez al conjunto ruso.
Pero cuando parecía que el equipo ruso se iba a hacer con el control Van Rossom se revolvió y con siete puntos casi seguidos y una asistencia cambió el guión del choque (54-62, m.32). Pese a verse contra las cuerdas, el Unics no perdió la cabeza, aunque su reacción le dio sólo para no dejar escapar al Valencia y ni McCollum ni Henry sabían qué hacer para poner en marcha a su equipo (61-66, m. 38).
Para cuando pudo despertar volvió a la pista Van Rossom que con otras dos grandes acciones selló virtualmente el triunfo del Valencia pese a que Smith y Ponkrashov ajustaron el final con un par de triples. Pero la seguridad del Valencia le permitió sumar su décimo cuarta victoria consecutiva y llegar a la final de la Eurocopa sin necesidad de un tercer partido.