El balear se tomó así la revancha de la eliminación que le propinó hace una semana el de Hamburgo en el Mutua Madrid Open, apoyado en un juego mucho más sólido que en la Caja Mágica de la capital, un escenario cuyas condiciones le perjudican algo más.
Sin embargo, en esta ocasión, se vio más decidido en su tenis al 13 veces ganador de Roland Garros, que aún así sufrió en la segunda manga cuando el germano ya empezó a encontrar su mejor nivel, pero que no pudo evitar que el español pasase a las semifinales donde se verá las caras con el 'cañonero' estadounidense Reilly Opelka, autor de 18 saques directos y sólo 17 puntos perdidos con su servicio, que no perdió, para eliminar al argentino Federico Delbonis (7-5, 7-6).
Nadal saltó muy centrado, avisado de que no podía dejar ningún resquicio a un Zverev que, como le sucedió a él ante el canadiense Denis Shapovalov, también había tenido un gran desgaste para estar en cuartos ante el japonés Kei Nishikori.
Y esto pareció pesarle algo más al alemán, dominado por el de Manacor, muy agresivo y firma desde el fondo de la pista, y sin sufrir tanto el habitual poderoso saque del número seis del mundo. Contra todo pronóstico, el balear se colocó con un claro 4-0 y saque tras romper los dos primeros servicios del de Hamburgo, pero a partir de ahí el duelo se equilibró.
Zverev despertó, comenzó a afinar mejor sus golpes y a ser la amenaza que había sido hace una semana. Aún así, Nadal supo aguantar pese a perder uno de sus 'breaks' de ventaja y cerró el parcial, eso sí, con doble susto. El primero, con un tropezón con una línea cuando devolvía una dejada de su rival y que le provocó una buena caída, y luego teniendo que levantar una pelota de rotura.
Pero Zverev ya estaba metido dentro de un partido que tuvo mucha más igualdad en una segunda manga, donde el campeón en Madrid, peligroso con su revés a dos manos, perdonó sus opciones. Así, en el cuarto juego no pudo aprovechar un valioso 0-40 y en el siguiente, con su saque, un 40-15 que igualó el ganador de 20 'Grand Slams' para lograr el quiebre clave.
El tenista alemán no se vino abajo, pero esta vez tenía enfrente a un Nadal mucho más sólido y dispuesto a no permitirle la remontada, aunque tuvo que salvar con temple con 5-4 tres nuevas opciones de rotura antes de cerrar su billete para la penúltima ronda en el Foro Itálico, su segundo mejor resultado hasta el momento en la gira de tierra batida tras el título en el Godó.