Vuelvo al deportista y hablo de su marcha, porque hoy he podido leer en la prensa local una carta de despedida, que desde mi punto de vista es más que un simple adiós. Para mí las palabras de Biel Company llevan una buena carga de algo que yo siempre he reclamado en el fútbol y que parece ausente en muchas de las decisiones que se toman, que no es nada más y nada menos que el sentimiento.
Y yo leyendo estas palabras he recuperado un poco la fe y la esperanza en un momento de bajón importante para el mallorquinismo y su gente. Porque me ilusiona que un joven futbolista nos dé las gracias (al Mallorca y al mallorquismo), que califique de cumplimiento de un sueño la oportunidad de luchar con el rojo y el negro como uniformidad en el cuerpo y en el corazón. Que piense que jugar al fútbol va más allá de correr detrás de un balón, que no hay fútbol de verdad sin humildad, respeto, solidaridad, trabajo en equipo y honradez, justo ahora que esta última cualidad está generando tantas dudas en el mundo futbolístico.
Y me duele como a él que se vaya, que en este nuevo Mallorca en la impensable para nosotros 2ª B, no haya espacio para personas, para jugadores como él, que son de aquí, que sienten y viven como nosotros los colores. Yo no sé las causas de su partida, pero sí tengo claro que desearía más que se quedase, porque para mí igual que para Company, luchar por un equipo es muchos más que practicar un deporte, es sufrir con la desgracia de los malos resultados y disfrutar mucho con las victorias; es entendernos todos, los jugadores y los que estamos en las gradas, porque hablamos un mismo idioma.
Un club no puede pretender ser grande si no cuida a los suyos y yo en estos momentos siento que nadie está muy pendiente de la afición, me falta un poco de cariño de mi RDC Mallorca. Espero que a los miembros de la plantilla de la casa no les esté pasando lo mismo. Mil gracias Biel por tus palabras. Yo sigo preguntando a quien me pueda contestar ¿por qué se va Company?