Y es que este jueves noche ha superado, no sin problemas, al griego Stefanos Tsitsipas, actual ganador del torneo. Lo ha hecho jugando un gran tenis y tras una dura batalla que se ha ido más allá de las dos horas y en las que el manacorí se ha visto obligado a sacar a relucir su mejor nivel para poder cerrar el partido en el tercer set (6-4, 4-6 y 6-2).
Nadal, que siempre pareció mejor que su rival, se complicó el partido en el desenlace del segundo set, donde un despiste le costó el parcial y tuvo que volver a empezar para ganarse un puesto en la penúltima ronda, algo que iba a terminar consiguiendo haciendo valer su mayor experiencia y esa innata capacidad física.
Fantástico set inicial de ambos
El primer set es poesía. Los dos saltan a la pista sabedores de que están ante una final. No hay marcha atrás. El que gana pasa a semifinales y el que pierde hace las maletas. Así que los primeros minutos son un intercambio de golpes ganadores sin opción para los restadores, que tratan de encontrar respuestas a la excelencia que plantea el rival.
Tsitsipas flaquea primero, siembra dudas en su cuarto servicio y se incrementan en el quinto. Ahí se agarra Nadal a la pista y aprovecha una doble falta del griego para lograr la primera ruptura del partido. En el juego siguiente cierra el set y el momento es clave porque Tsitsipas se queda sin margen de error. El actual campeón del torneo se tambalea y Nadal huele la sangre.
Hasta ese momento, en el encuentro apenas se ven errores no forzados, los dos se buscan las cosquillas pero solo encuentran tiros ganadores. No hay dudas ni descansos, pero en el momento de la verdad, en el primer gran momento del partido, Nadal se ha puesto por delante jugando como nunca en estas ATP Finals.
El segundo parcial se inicia del mismo modo que el segundo. Los dos se mantienen en pie con su servicio, pero Tsitsipas ya ofrece una primera bola de break en su primer juego de servicio. Ya no domina como al principio del partido, algo que sabe Nadal y que trata de aprovechar para presionar a la mínima que tiene oportunidad.
Por contra, el balear, que busca su primer trofeo de maestro, roza la perfección al otro lado de la red. Vuela sobre la pista, manda desde el fondo cada vez que los puntos se alargan mínimamente y su servicio funciona como en los días más grandes. Parece cuestión de tiempo que la batalla vuelva a decantarse del lado del manacorí.
A mediados del segundo set, el griego apenas lleva cinco puntos al resto durante todo el partido, pero el tenis, deporte caprichoso como pocos, tiene guardada una sorpresa en forma de veneno. Sin saber muy bien cómo, Tsitsipas aguanta en pie todo el set y cuando está 5-4 arriba da un paso adelante, aprovecha un par de errores de Nadal, rompe el servicio del balear y pone el empate a uno en el marcador.
Cuesta de entender la situación porque Nadal lleva mandando todo el partido, pero en un abrir y cerrar de ojos el encuentro refleja una igualdad de la que el campeón de veinte grandes tiene que intentar salir adelante.
Nadal, en semifinales contra Medvedev
Y como si con él no fuera la cosa, como si la duda no cupiese en su cabeza, Nadal se adelantó en dos ocasiones en el tercero y definitivo, porque el set empezó con tres rupturas consecutivas (dos de Nadal y una de Tsitsipas). Aunque el partido perdió brillantez, tomó tensión y más nervios, un terreno en el que también supo desenvolverse el español, que golpeó fuerte a su rival hasta el 6-2 final con el que cerraba el partido y certificaba su clasificación para las semifinales.
Ahí se las verá ante el ruso Daniil Medvedev, que derrotó a Djokovic este miércoles y que es primero de su grupo pase lo que pase en la última jornada. Nadal y Medvedev se las verán en una de las dos semifinales porque en la otra estarán Thiem y el que gane del duelo entre Alexander Zverev y Novak Djokovic, que se ven las caras este viernes a las 15:00 horas.
