También se tiene constancia que un espectador agredió a un jugador del Cardesar, categoría preferente. Como ven la huelga del colectivo arbitral y las reuniones que mantuvo la FFIB no han servido para nada.
Reconozcamos que a los actuales gestores de la federación se la ha ido de las manos el control de todos estos incidentes. Las medidas que dijeron que habían adoptado no han tenido resultados positivos. Ha llegado el momento de implantar otras sanciones más duras.
El Ayuntamiento de Calvià retirará cualquier tipo de subvención a los clubes equipos si se produce violencia en contra de jugadores y árbitros. Otros también deberían tomar ejemplo.
Miquel Bestard debe acometer medidas mucho más valientes y expulsar de las competiciones a los clubs que sean reiterativos en sus acciones violentas en contra de los árbitros. Los hay, aunque reconozcamos que son pocos.
La pelota está en el aire y vamos a cogerla a tiempo. Todo esto depende del actual presidente y vicepresidente de la española, Miquel Bestard.