El K4 500 y el C2 200 masculino lograron proclamarse campeones del mundo y el K2 200 femenino se lo dejaron todo en la pista para hacerse con el subcampeonato del mundo en un día para enmarcar en la historia del piragüismo español.
La primera gran alegría de la jornada llegó en la impecable final del K4 500 de Saúl Craviotto, Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade. Desde los primeros metros, los que ya fueran oro en la Copa del Mundo de Racice en mayo y plata hace un año en Tokio 2020, pusieron sobre la pista del Lago Banook sus intenciones de quedar campeones del mundo. Nadie pudo hacerles sombra, de hecho, los alemanes, principales opositores a la victoria, llegaron casi medio segundo por detrás de los nuestros.
España venció con un tiempo de 1:20,80 aventajando a los germanos por 0,43 décimas y a Ucrania por 0,55. De este modo, esta embarcación vuelve a lo más alto del podio en un Campeonato del Mundo, algo que no se lograba desde 1975 cuando se consiguió por primera y, hasta hoy, única vez.
Por otra parte, Sete Benavides en C1 200, acabó a las puertas de la presea. Una salida un tanto lenta lo penalizó en el resto de la prueba y, pese al gran esfuerzo que realizó en los últimos 100 metros, terminó cuarto (39,60 segundos) a 0,16 décimas del bronce que logró el kazajo Viktor Stepanov. El oro fue para el polaco Oleksii Koliadych (39.25 segundos) y la plata para el alemán Nico Pickert (a 0,10).
Finalmente, el enorme esfuerzo de Marcus Cooper en la final del K4 500, se notó en esta prueba individual que se disputó tan solo 30 minutos después de que el cuarteto español se hubiese colgado el oro. Marcus, que sin lugar a dudas es uno de los mejores palistas de la distancia, nunca pudo sacar fuerzas para competir en la prueba y finalizó último. Su distancia en meta con el ganador (más de 25 segundos) dan muestra de cómo fue su prueba.