Quizás espoleado por la sensación de rabia tras no conseguir los tres puntos días atrás contra el Burgos, cuando jugaron casi todo el partido con uno más, salieron los madrileños con la intención de adelantarse pronto.
Y pudieron hacerlo en dos buenas ocasiones, un mano a mano de Sabin Merino que pasó cerca del palo y un golpeo de Bárcenas que se marchó por encima del larguero. No estuvieron acertado ahí y con el paso de los minutos comenzó a verse a un conjunto visitante más entero, dispuesto incluso a hacerse con la posesión.
Se igualaron de esa manera las fuerzas, bajó el ritmo y escasearon las ocasiones. Solo Castel en una portería y Arnáiz en la otra, con sendos impactos que se fueron por encima del larguero, trajeron cierta sensación de peligro.
Dadas las circunstancias, nada hacía presagiar el trepidante comienzo de segunda parte que se vio, sobre todo al filo del cuarto de hora. Fue en ese momento cuando se adelantaron los visitantes por medio de Castel, quien se aprovechó de la indecisión de la zaga local y de una serie de rebotes para marcar desde el interior del área.
Poco les duró la alegría a los baleares ya que en el primer ataque en área contraria tras la diana, la pelota le llegó en el costado zurdo a Arnáiz. Encaró el extremo y definió con un disparo potente y raso para igualar la contienda.
Se animaron entonces por momentos los leganenses, pudiendo Garcés adelantarles con un tiro al lateral de la red. Pero la sensación que da es que a los de Asier Garitano todo les sale del revés. La estrategia en una falta lejana del Ibiza desequilibró todas las marcas y Ekain, de cabeza, hizo el 1-2 definitivo para desesperación de un anfitrión donde empiezan a surgir las dudas.