Su carácter benigno en la mayoría de los casos, hace que en algunas ocasiones se les confiera una importancia mínima o una deficitaria actuación terapéutica que posteriormente puede ser la causa de una inestabilidad crónica del tobillo, esguince de repetición o una artrosis precoz.
Tanto en la dinámica como en la estática del aparato locomotor, el tobillo y el pie forman un conjunto funcional responsable del mantenimiento corporal y de la propulsión y apoyo en la locomoción.
Anatómicamente, la articulación del tobillo la forman el extremo inferior de la tibia y el peroné junto con el astrágalo y calcáneo, todos ellos huesos que forman la parte dura de la articulación y los ligamentos, lateral interno o deltóideo por la parte interna del pie y el ligamento lateral externo (formado por varios ligamentos) en la parte externa del pie y el ligamento tibio-peroneo en la parte media del pie, como partes blandas de la articulación.
LAS FUNCIONES
La función de los ligamentos consiste en dar estabilidad al pie, limitando la pronación (eversión del pie) o la supinación (inversión del pie), ya que cuando algunos de estos ligamentos se lesiona sin llegar a la rotura total, hablaremos de esguinces.
Los esguinces, dependiendo fundamentalmente del mecanismo de producción, podrán afectar a uno o más fascículos, lo que determinará el tipo o grado de lesión, así como la gravedad de la misma.
Los esguinces de tobillo suelen producirse por una torcedura lateral o media; el esguince de inversión, es aquel que el pie gira hacia dentro desde una posición en flexión plantar, es el más frecuente en un 70% en el mundo del deporte. Mientras que el esguince en eversión del pie suele afectar al ligamento lateral interno o deltóideo, dándose sólo en un 15% de los casos y es el característico de cuando un deportista pisa un hoyo del campo de juego o una superficie irregular.
Ante una lesión del tobillo, se tendrá presente:
*1º Cómo se produce la lesión, y que ligamentos afecta.
*2º Si se oyó o sintió algún chasquido.
*3º Existen antecedentes de lesiones en la articulación.
*4º Observar la lesión buscando visualmente los signos característicos como son:
Deformidad obvia.
Inflamación.
Decoloración de la piel, comprobándolo con el lado no lesionado.
*5º Palpar la lesión y contrastar temperaturas entre la articulación no lesionada y la lesionada.
*6º Descartar lesiones superiores al esguince como:
la luxación de tobillo y la fractura.
Para practicar deporte tras un esguince de tobillo, conviene antes:
*1º Andar de puntillas.
*2º Andar sobre el talón.
*3º Andar sobre los bordes laterales de los pies.
*4º Saltar de puntillas 10 veces alternativas con cada pie.
*5º Empezar o parar movimientos de carrera (sprints cortitos).
*6º Cambios rápidos de dirección.
*7º Correr en forma de 8.
Si el deportista no puede realizar algunas de dichas pruebas, no debe retornar a la actividad, debiendo ser evaluado por el médico deportivo, que determinará el estado de la recuperación y la evolución de la lesión.
Hay que determinar su importancia.
* Determinar el grado de importancia.
* Aplicar hielo, para luchar contra la inflamación, durante 15 o 20 minutos cada hora; no debiéndolo de hacer directamente sobre la piel.
* Elevar la extremidad lesionada.
* Trasladado a un centro hospitalario para su estudio radiológico, valoración tratamiento.
En los esguinces leves o de 1er grado:
* Hielo local 15 minutos cada hora, durante las primeras 24 o 48 horas.
* Vendaje compresivo o taiping junto a antiinflamatorios orales.
* Evitar el apoyo los primeros días. Es recomendable la utilización de muletas.
* Elevar la extremidad lesionada, siempre que sea posible.
* Pasadas las primeras 72 horas, se puede sustituir el vendaje compresivo por tobilleras de neopreno con refuerzo para ligamentos, que además permitirán iniciar tratamiento a base de calor local y la aplicación de cremas antiinflamatorias.
La recuperación funcional de los esguinces de tobillo tiene como objetivo primordial evitar el edema y el dolor, y restaurar las estructuras afectadas por la lesión e inmovilización prolongada.