Trece años después de su triunfo en el Mundial de Japón, se repitió la historia de aquella final. Solo hubo un equipo sobre la pista, lo que tiene mucho mérito al tener enfrente a un rival que metió miedo a todos sus oponentes, tumbó a Serbia y Francia y llegó con Luis Scola y Facundo Campazzo en un estado de forma superlativo.