Segundo: Realizar una dieta rica en vitaminas y minerales, sobre todo de frutas, verduras, hortalizas frescas y cereales.
Tercero: Preparar los alimentos en forma culinaria sencilla (hervido, plancha y sin grasa a la parrilla, vapor, horno), de fácil masticación y evitando las salsas y los picantes.
Cuarto: Mantener un ritmo de evacuación intestinal adecuado, que se puede conseguir con:
Quinto: Cocinar y aliñar los alimentos con aceite de oliva procurando no recalentarlo demasiado. Evitar usar grasas saturadas para cocinar del tipo mantequilla o manteca.
Sexto: Procurar tomar alimentos frescos. Moderar el consumo de conservas, congelados y comidas preparadas.
Séptimo: Situar la verdura, patatas, arroz y pastas integrales en el primer lugar de nuestra dieta.
Carnes: Se recomiendan, sobre todo, aquellas carnes que tengan un alto contenido en proteínas y poca grasa, como el pollo, el pavo sin piel y la ternera. También el conejo.
Pescados: Es conveniente tomar más carne que pescado. Se recomienda tanto el pescado blanco como el azul, pero éste último debería ser el principal.
Huevos: Se reducirá la ingesta de huevos a 2-4 como máximo, siempre y cuando no haya hipercolesterolemia en que estén contraindicados.
Patatas: El mayor valor nutritivo de la pasta se encuentra justo debajo de la piel; por ello se deduce que las patatas más nutritivas o que conservan mejor sus propiedades alimenticias son las que cocemos sin pelar o mondar.
Legumbres: Las legumbres, principalmente los guisantes, judías lentejas y soja, se diferencian del grupo por su alto contenido en sustancias nutritivas que producen energías. Son muy recomendables en muchas dietas y a cualquier edad. Tienen un alto contenido en hierro.
La clave de una buena dieta están en mantener un adecuado equilibrio entre proteínas, grasas, e hidratos de carbono. Es conveniente tomar leche y derivados lácteos, al menos dos veces al día. Otras cantidades convenientes son:
Carnes: 100/125 gramos, tres veces por semana.
Pescados: 150 gramos, cuatro veces por semana.
Huevos: dos o cuatro por semana.
Patatas: 100/150 gramos diario.
Legumbres: 60/70 grs, tres veces por semana.
Verduras y hortalizas: 125 gramos diarios.
Frutas: 150 gramos, tanto para cítricos como para no cítricos.
Arroz: 50/60 gramos, dos veces por semana.
Pastas: 50/60 gramos, dos veces por semana.
Cereales, pan y galletas: 250/150 grs. diario.
Fibra vegetal, 40/50 grs. diario.
Ingesta líquida, 1,5 litros diario.
Observar una dieta equilibrada es fundamental a fin de que el deportista haga acopio de las reservas energéticas necesarias para desempeñar su actividad deportiva. Por ello es importante educar a los jóvenes deportistas en la importancia que tiene una correcta alimentación.