Fue un partido con poco brillo y mucho pico y pala. De trabajo incansable, concentración absoluta y efectividad máxima. Sufrieron los naranjas en el arranque con un rival dinámico, plagado de buenos futbolistas y trabajo de entrenador. Desbordados, el mister local tiro de ideario y modificó el dibujo tratando de contener a una penya deportiva que era mejor en el campo pero no en el marcador.
El paso de los minutos aplacó los impulsos visitantes y permitió al playas respirar. Amparado en su solidez defensiva, notable, los de Martinez ejercieron de boxeador grande. Primera llegada, primer golpe definitivo. Gol y descanso.
Mientras los peñistas no salían de su asombro, el Playas que defendió con uñas y dientes, se encontró con el premio excesivo del gol justo antes del intermedio.
No iba a ser fácil conservar la renta y lo demostró el equipo de Mori a los dos minutos de la reanudación. Justo lo que tardó en nivelar el partido y rescatar las esperanzas de triunfo. El gol no desactivo el guión marcado por los de Magalluf que viendo la superioridad rival en el primer acto dieron un paso atrás y plegaron velas. Bien arropados y muy solidarios sufrió menos el equipo local en esta segunda parte ante una Penya dominadora pero sin profundidad. Iban los ibicencos progresivamente dando pasos hacia adelante buscando el gol y no lo desaprovechó el equipo local. Como ya ocurriera en San Rafael, un balón al espacio para flaque sirvió para que el pinta local encarase y desbordase a su par. Tras dos rechaces, Bigas prometo y finalmente Mayans adelantaba al Playas.
Corría el minuto 71 y el resultado se teñía de naranja. Con mucho trabajo y con un hombre menos los últimos dies minutos sobrevivió el equipo calvianer que certifica con el triunfo una temporada espectacular.