Los rojiblancos han puesto punto final en Son Moix a una racha deresultados adversos a domicilio, en los que solo había sumado 18 de 48 puntos en juego.
El Mallorca tendrá que seguir remando para asegurar cuanto antes la permanencia. Eso sí, mantiene los 6 puntos de ventaja sobre la zona de descenso tras la derrota del Cádiz ante el Real Madrid.
El Atlético ganó en un campo difícil apelando a un gran trabajo de su bloque defensivo. No le importó ceder toda la iniciativa al conjunto balear para asegurar la victoria ante un rival que fue incapaz de encontrar espacios para hacer daño arriba.
En el inicio, Javier Aguirre agitó su manual para situar a SergiDarder dirigiendo las acciones en la zona ancha, y a Abdón Pratsacompañando a Vedat Muriqi en el ataque.
El técnico mexicano mantuvo el esquema de cinco defensas, tres de ellos centrales, y devolvió a Pablo Maffeo a su puesto natural, labanda derecha, después de que la jornada pasada ocupase el carrilizquierdo en la visita a Cádiz.
Diego Simeone, por su parte, se decantó por Ángel Correa para liderar la ofensiva de su equipo. Álvaro Morata esperó su oportunidad en el banquillo, pese a que se esperaba que formase parte del once titular por la baja de Antoine Griezmann por sanción.
El técnico argentino ya había ensayado en la semana con Rodrigo Riquelme ejerciendo las funciones de carrilero izquierdo, con Samuel Lino como interior. Y lo que probó, le funcionó de inmediato. El internacional español, precisamente, abrió el marcador en el minuto 4 con un golazo.
Riquelme se deshizo de dos defensas bermellones y engatilló a la media vuelta un derechazo imparable para Rajkovic. Fue un jarro de agua fría para el equipo balear y la grada.
El Mallorca tardó muchos minutos en superar el mazazo ante un Atlético que se aplicó en tareas defensivas mirando de reojo la posibilidad de asestar otro golpe en un contraataque.
El juego pausado de los colchoneros, esperando en el centro del campo y dejando que fueran los mallorquinistas los que llevaran la iniciativa fue todo un puzle muy difícil de descifrar.
De hecho, el primer balón que atajó Jan Oblak no llegó hasta el minuto 36. Muriqi cabeceó hacia atrás un centro de Sergi Darder.
Poco antes, Mario Hermoso había estrellado un balón en el larguero.
Fueron minutos de desconcierto en la filas mallorquinistas. Sus jugadores no atinaban a dar con la tecla para romper el fútbol-control de un Atlético que se sentía muy cómodo.
El Mallorca necesitaba ser más agresivo en la segunda parte, período que el Atlético afrontó con el argentino Nahuel Molina en el sitio de Mario Hermoso.
La presión del conjunto balear se fue incrementando con el paso de los minutos.
El conjunto madrileño se echó todavía más atrás defendiendo la ventaja en el marcador y no pasó por grandes apuros. La excepción fue un disparo desde fuera del área de Darder, que obligó a Oblak, la gran figura de su equipo, a desviar al balón al córner.
Aguirre buscó soluciones dando entrada a Cyle Larin y Manu Morlanes, sustitutos de Abdón Prats y Pablo Maffeo; luego entraron Gío González y Radonjic.
El Mallorca fue más ambicioso, buscó espacios en la cerrada defensa visitante, sin encontrarlos, a pesar de algunas ocasiones de Larin y Morlanes.