Los tres puntos dan aire a los pericos, últimos en la clasificación y que confían en remontar en este tramo decisivo. El Alavés se deshizo tras la tarjeta roja al meta y no chutó entre los tres palos en todo el choque. El anfitrión firmó un monólogo e insistió en ampliar el marcador hasta los compases finales.
El partido arrancó sin dominio claro. Ambos conjuntos mostraban más hambre que orden en un encuentro atípico, sin aficionados debido a las restricciones por el coronavirus. Más allá de una acción de Calleri, que estuvo cerca de robar el balón a Pacheco en el primer minuto, no hubo ocasiones claras.
En el minuto 19, el portero volvió a ser protagonista. De forma inexplicable, el meta atrapó un balón con las manos fuera del área y fue expulsado. Edgar dejó el terreno de juego y entró Roberto, un antiguo conocido de la afición blanquiazul. Embarba lanzó la falta y su disparo chocó contra la barrera.
En cualquier caso, el partido era ahora muy favorable para el Espanyol, contra diez. La presencia del anfitrión en el área rival era mucho mayor ahora. Wu Lei era uno de los más activos: incluso marcó un gol, anulado por hacerlo con la mano, y en la siguiente jugada intentó un tiro cruzado ante Roberto, sin éxito.
Era un monólogo el Espanyol. Antes del descanso, los catalanes disfrutaron de una doble ocasión muy clara: disparo de Dídac que rechaza el portero y Embarba lo intentó de nuevo con una chilena. Los de Abelardo querían hacer daño antes de irse a los vestuarios para decantar claramente el choque.
El premio lo recogió Bernardo en el tiempo añadido de la primera mitad. El defensa remató de cabeza un centro de Embarba y en esta ocasión Roberto no pudo evitar el 1-0. Era, hasta ahora, el mejor guion posible para los blanquiazules y una pesadilla para el Alavés, que tras la expulsión no había pisado el área rival.
Wu Lei aceleró el desarrollo de los acontecimientos con el segundo tanto justo en la reanudación. El extremo chino remató un pase en profundidad de Embarba y allanó el camino. Abelardo aprovechó para refrescar el equipo con un doble cambio: entraron Raúl de Tomás y Darder.
El técnico local quería sentenciar el pulso por la vía rápida. Garitano replicó con otras dos sustituciones: Rioja y Pina oxigenaron el bloque. El Espanyol, con una ventaja cómoda en el luminoso, bajó una marcha. El Alavés intentó acercarse a los dominios de Oier, pero la sensación de peligro era nula.
La insistencia blanquiazul seguía. El equipo, colista de Primera división, quería demostrar a su afición ausente que tienen argumentos para creer en la permanencia. Darder dinamizó el ataque ante un rival anulado desde hacía muchos minutos, aunque Raúl de Tomás no recibía muchos balones. El partido acabó sin más sorpresas.