Si el primer tiempo fue azulgrana por goles, contragolpe y pegada, el segundo fue rojiblanco, con convicción, con entusiasmo, con intensidad y con un tanto, del francés Antoine Griezmann, que aún deja entreabierta la puerta de la final para el Atlético, con todas las dificultades que supone vencer en seis días en el Camp Nou.