Como Nadal era 3 del ránking y el sorteo fue caprichoso, el duelo máximo del tenis en los últimos años se adelantó una fase y como los dos invitados al mismo hicieron sus deberes, Roland Garros tendrá su semifinal soñada.
Será el duelo 58 entre los dos tenistas que han dominado el circuito en los últimos años, el partido más repetido de la historia. Nadal, que domina al serbio sobre tierra batida, tendrá la oportunidad de igualar a 29 triunfos con su oponente.
Ambos consiguieron su objetivo en un ambiente festivo, con más público en las gradas después de que el Gobierno francés relajara las restricciones ligadas a la pandemia.
Djokovic, de 34 años, llega con la moral tocada, tras dos duelos en los que su victoria no ha sido neta. Si frente al joven Lorenzo Musseti en octavos dejó escapar dos sets antes de reaccionar, ante a su compatriota Matteo Berrettini, 9 del mundo, se le escapó otro, en un partido que acabó al filo de la media noche.
El número 1 del mundo, que llegó a París con la confianza recobrada tras ganar el trofeo de Belgrado y después de haber perdido la final de Roma frente a Nadal, tiene la difícil tarea de destronar al campeón.
Pese a ello, asegura que se siente con fuerzas de batir a Nadal, al que solo ha ganado en una ocasión de seis duelos en París, aunque sus dos últimos duelos han estado marcados por la duda.
Ante Berrettini pudo cerrar el duelo en tres sets, al disponer de dos saques en el juego de desempate para hacerlo, pero desaprovechó la oportunidad, lo que llevó el partido hasta la madrugada, ya sin público, desalojado por el toque de queda.
Al final lo cerró en el cuarto set, por lo que se ha dejado tres en los últimos dos partidos, lo que deja lagunas sobre su actual fortaleza a estas alturas de la competición.