Una segunda parte lamentable del equipo de Javier Olaizola sin intensidad, sin juego, sin orden, sin nada supuso que el Real Mallorca perdiera de forma abultada ante el Tenerife por (1-4). El conjunto mallorquinista fue como un calcetín. En la primera mitad tuvo ritmo de juego, creó fútbol por ambas banda y anotó el gol que le daba ventaja en jugada de estrategia por parte de Juan Dominguez, pero en la segunda fue un desastre.

Un gol de Raillo en propia puerta fue como una gillotina para un equipo que se quedó sin norte, sin alma y sin reacción tampoco desde el banquillo. Un error de Moutinho, en una salida de balón, supuso que Aroón con un gran lanzamiento diera ventaja al Tenerife. Desde entonces hasta el final de los 90 minutos, el Real Mallorca fue un fantasma que deambuló por el césped de Son Moix. Amath de cabeza y Aroón, esta vez de penalti, cerraron el triunfo justo del Tenerife, que vuelve a situar al Mallorca en el abismo de la Segunda B.

El equipo de Olaizola dispone de una semana para levantarse y afrontar el duelo ante el UCAM Murcia como la gran final de la temporada.