Los balearicos hubiesen preferido un derbi en Segunda División A, pero han de conformarse con pelear en Segunda B. Por el contrario, los mallorquinistas nunca han querido un derbi con su eterno rival palmesano en ninguna categoría y menos en Segunda B, pero como su club lo hizo todo mal la pasada campaña, ahora tienen que tragar.
Para un seguidor blanquiazul, jugar contra el Mallorca siempre ha sido su máxima ilusión. Primero, por mojarle la oreja ganándole. Segundo, porque ambos equipos y clubes estarían en la misma categoría. Si fuese en Segunda A, mejor que mejor (pero categoría imposible de conseguir para los del estadio Balear en muchas décadas) y si fuese como ahora en Segunda B (soñar enfrentarse al Mallorca en Tercera sería casi una utopía) les gusta casi mucho más, ya que se hace patente la decadencia de la entidad, club y equipo bermellón. Para los balearicos es un gusto que “muerde el polvo” en la categoría de bronce y recuerda aquellos incruentos choques de los setenta y ochenta (años del siglo pasado) en el Estadio Balear y estadio Luis Sitjar.
Todo lo contrario para los seguidores mallorquinistas, que asentados en Primera División y jugando por Europa, llegaba a sus oídos que había un descafeinado derbi en Tercera o Segunda B entre el Mallorca B y el “olvidado” Atlético Baleares. Ahora, si o si se lo deben comer con patatas.
El domingo en Son Moix que gane el que más méritos haga. Para mí, como para muchos otros, será una fiesta del fútbol palmesano y mallorquín. Y lo voy a disfrutar como tal. No miro clasificaciones, tiempo habrá después.
