«Ni ponemos ni quitamos a nadie, nunca hemos pedido la destitución de nadie. Nosotras siempre vamos de cara, luchamos por un fútbol transparente y no podemos no serlo», afirmó.
«Hemos trasladado inquietudes y conceptos con los que el vestuario no acababa de sentirse cómodo, trasladando toda la información a la persona adecuada, pero el entrenador y el director deportivo era la misma persona (Jorge Vilda). Nosotras siempre vamos de cara, luchamos por un fútbol transparente y no podemos no serlo nosotras», dijo.
Alexia lo manifestó en la rueda de prensa previa al partido contra Suecia de la Liga de Naciones, que se disputará este viernes (18:30 horas) en el Estadio Gamla Ullevi, en la que habló junto a Irene Paredes.
Alexia intentó resumir lo vivido estos días y pidió perdón a los periodistas, pues la rueda de prensa fue corta porque tenían entrenamiento y charla con la seleccionadora Montse Tomé.
«Nosotras veníamos reclamando que nos escucharan durante bastante tiempo, estábamos detectando, sabíamos ya, que había durante demasiadas décadas una discriminación sistemática con el fútbol femenino. Tuvimos que pelear muchísimo para ser escuchadas, eso conlleva un desgaste, un desgaste que no queremos tener, porque lo que nos preocupa es ganar», aseguró.
«Pero lo que pasó en la final y en la posterior asamblea (de la RFEF) fue la gota que colmó el vaso y dijimos que no podía suceder, que no podíamos continuar por ese camino. En esa situación teníamos que decir que tolerancia cero, por Jenni (Hermoso), por nosotras, y que marcáramos un precedente", destacó.
«La reunión de Oliva es un antes y un después, realmente lo pienso, confío en que los acuerdos a los que se llegaron harán que nuestro deporte y el deporte femenino, y en consecuencia la sociedad, será mucho mejor», resumió.
«Llevamos una semana durmiendo cuatro horas. Somos las primeras que queremos ser futbolistas, pero no ha sido posible», subrayó la futbolista del Barcelona, y reiteró que ni ponen ni quitan entrenadores, sino que piden «tolerancia cero hacia personas que hayan escondido, aplaudido o incitado un abuso».
«Si esto hace que las mujeres vean que no hay que pasar por lo que ha pasado nuestra compañera, ha valido la pena. Con Jenni el sistema y los protocolos han fallado. Se ha tardado un mes en pronunciarse a favor de nuestra compañera y se sacaron comunicados para desacreditarla», manifestó.