La ha tenido, en el descuento, Aridai Cabrera frente al Oviedo para conseguir el 1-2 que nos podría haber dado 3 puntos fuera de casa, donde tanto nos cuesta ganar.
Al menos cuatro puntos que se escapan en unos fallos garrafales, pero oigan: el fallo más grande es dejar de creer en estos jugadores que; ganen o pierdan, fallen o marquen; no dejan de luchar y de morder en cada pelota, hasta el último minuto.
Es cierto que la primera parte de los hombres de Vicente Moreno en el Carlos Tartiere dista mucho de lo que nos tienen acostumbrados en Son Moix, pero este equipo, nunca se rinde y no deja de pelear y así ha logrado el empate en los primeros minutos de la segunda mitad.
‘Una de cal’ el fallo de Aridai en el descuento, pero ‘una tonelada de arena’ por la presión y los kilómetros que ha recorrido hasta el final del encuentro. De la misma manera que hizo Lago frente al Extremadura, que, a pesar de fallar en el intento de sentenciar, no decayó y siguió sudando la camiseta por cada balón.
¿Falta definición? Por supuesto. ¿Falta calidad? Es posible. ¿Falta sentimiento? Para nada. Esta “Primera División B” es muy competitiva y la definición puede decidir algún partido, la calidad finalizará alguna jugada con éxito, pero el sentimiento es el que gana partidos y el que consigue objetivos.
Vicente Moreno lo tiene claro y lo ha contagiado a cada uno de sus jugadores. Así que seamos uno y no enterremos a nadie por un fallo, porque los fallos se perdonan, pero la falta de lucha y sentimiento, eso, sí es imperdonable. Así que, de momento, a este Mallorca, se le perdona todo.
