Un empate que supo a victoria. El Mallorca estuvo a punto de perder en los instantes finales del partido. El Peralada gozó de la última oportunidad del partido. Un disparo que se estrelló en el larguero y que dejó a los mallorquinistas helados. Mucha es la suerte que tuvo el Mallorca.
Entrado el nuevo año, la ilusión del ascenso sigue, pero con estos últimos resultados no todo será coser y cantar. Como muchos pensábamos. Los equipos ya conocen el estilo, que aún no está muy determinado, pero lo conocen. Además de que el Peralada es un equipo totalmente diferente al de la primera vuelta. No entiendo como a día de hoy, este equipo está en la posición en la que se encuentra el filial del Girona.
De este último partido no se pueden sacar muchas cosas positivas. El Mallorca parecía no tener ideas. El centro del campo desaparecido y el ataque sin garra. Personalmente, a la defensa no se le puede reprochar nada, juegue quien juegue cumple.
Un detalle a destacar fue que la afición no estuvo muy contenta con la actuación de Reyna. El peruano saltó al terreno de juego ya entrada la segunda parte, y restó más que sumó. Cosa que a día de hoy, en el Mallorca, es imperdonable. Bustos no tuvo su debut soñado, pero no se puede decir que no lo intentó. Como mínimo fue descarado. Le irá bien a Vicente Moreno para darle un toque diferente y calidad al equipo.
El Mallorca viaja la semana que viene, previa al derbi mallorquín contra el Baleares, a Ibiza. Otro derbi. A recuperar sensaciones, a recuperar el gol y la victoria. El Villarreal B está apretando, de los 14 puntos “de sobrados”, a tan solo 5 puntos en 5 jornadas. El equipo amarillo está siendo muy fiable y será difícil que suelten el acelerador. El Mallorca tiene que volver a ser el Mallorca de principios de temporada.