¿Pretende la primera edil que Palma siga haciendo publicidad gratis de Toledo entre millones de turistas? ¿Acaso no tiene bastante con lo que recibe de un saldo fiscal siempre deficitario para las islas? A cambio, propongo, podría denominar “Palma”, o “Mallorca”, a alguna de las calles de su ciudad del Tajo. O, más sencillo, “Mediterráneo”, el mar donde el Miguel de Cervantes tan de La Mancha perdió uno de sus dos brazos. Mientras tanto, mejor no incordiar.
A don Arturo hay que decirle que contribuye a que nos olvidemos de su mejor literatura cuando, a base de insultos, decide parecerse a los peores políticos. La manía que tienen algunos, incluso maduros, de creer que conocen a alguien por una decisión que no les gusta. José Hila es de lo más educado que hay, y nunca le he escuchado una palabra más alta que la otra.
Y eso que el alcalde no ha sido todo lo valiente que una democracia de calidad necesita. Quizás por miedo a un Felipe González tan sospechoso de intrigar tanto con Juan Carlos I contra Adolfo Suárez que terminaron propiciando el 23F de Tejero, Hila no se ha atrevido a borrar de la plaza más transitada el nombre de un rey que ha salido huyendo de todas las justicias. Las “tortugas” del lugar, tan populares como inocentes, se lo merecen mucho más y nunca le sacarán los colores al callejero de Palma.