Ante las críticas vertidas desde ARCA, el Gremi de Margers y el propio Ajuntament de Sóller, el conseller de Movilidad de la institución insular se ha visto obligado a dar marcha atrás. Así, desde el Consell de Mallorca ya han anunciado que estos muros prefabricados serán sustituidos por guardarraíles de madera, una opción que ya está instalada en otros puntos de la Isla, como en Pollença.
Sevillano adujo motivos económicos y de celeridad para apostar por los muros de la polémica. Unos argumentos que se han mostrado carentes de fundamento ante la avalancha de críticas vertidas desde diferentes sectores de la sociedad.
Llama la atención la comprensión y flexibilidad que el Consell había tenido para consigo mismo a través de uno de sus departamentos, mientras que se muestra inflexible con los particulares interesados en la construcción de estos muros en un enclave declarado Patrimonio de la Humanidad.
Así no. Las reglas, de momento, son iguales para todos.