El asalto ha comenzado en torno a las 20:30 horas de la tarde del miércoles, dos horas después de que el presidente estadounidense compareciera ante sus simpatizantes para proclamarse como ganador de las elecciones y les asegurara que "jamás iba a reconocer la derrota" contra el presidente electo, Joe Biden, en un día, además, en el que su Partido Republicano habría perdido el control del Senado de Estados Unidos tras la victoria, según las principales estimaciones, de los dos candidatos demócratas en las elecciones en el estado de Georgia, Raphael Warnock y Jon Ossoff.
Cientos de manifestantes han atravesado las barreras policiales e irrumpido en el Capitolio en el mismo momento en el que los senadores debatían la votación que certificaba la victoria de Biden. Sin intervención alguna de las autoridades, los manifestantes (muchos de ellos disfrazados) han entrado en las instalaciones de la sede del Congreso norteamericano, entre ellas la oficina de la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. La Policía ha lanzado bombas de humo a los asaltantes, sin éxito, mientras los senadores se veían obligados a interrumpir los procedimientos.
Los diputados han aguardado en el interior de la cámara de la votación, tendidos en el suelo y con mascarillas de gas mientras la Policía del Capitolio intentaba contener la entrada de los manifestantes en el hemiciclo. Finalmente, la sala ha sido evacuada y los manifestantes procedieron a campar a sus anchas por todo el lugar las las 23:155 horas, cuando la Policía ha conseguido desalojar a la multitud, que se concentró en las escaleras del edificio.
Las fuerzas de seguridad se han incautado de varias armas y han confirmado también que hay 14 agentes heridos, dos de ello en estado grave según medios estadounidense. Según las primeras información ya se habrían producido hasta 52 detenciones, la mayoría de ellas en las inmediaciones del Capitolio.
La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, ha emitido una orden para extender el estado de emergencia pública que había decretado en un primer momento, con toque de queda en la capital, durante 15 días más, coincidiendo con la investidura del presidente electo, Joe Biden, el próximo 20 de enero.