En declaraciones a los medios, el jefe de Vigilancia Aduanera en Balears, Carlos González, ha explicado que la droga se incautó en mayo, cuando detectaron un velero sospechoso a un centenar de millas de la costa de Eivissa.
Según ha relatado, las circunstancias del mar "eran peligrosas", ya que había olas de unos tres o cuatro metros, además de "cierta dificultad de actuación" porque los tripulantes "habían intentado abrir los grifos para tener una vía de agua y que la embarcación se hundiera y no se recuperara la carga".
Pese a ello, los funcionarios de Vigilancia Aduanera de Balears y Valencia procedieron al abordaje del barco y lograron detener a las tres personas que estaban a bordo. Posteriormente se trasladó el velero al Puerto de Eivissa y, una vez inspeccionado, los agentes localizaron 177 fardos con el hachís.
González ha atribuido la incautación a la "intensificación del control con medios aéreos por parte de la Agencia Tributaria" que, según ha explicado, ha invertido en tecnología y en "capacidad de vigilancia", sobre todo en la zona del mar de Alborán y la ruta mediterránea oriental de estupefacientes.
El laboratorio de Sanidad Exterior analizó la droga y determinó que tenía una pureza que oscilaba entre 20,6 y el 36,1%, con un valor de 32,19 millones de euros.
Asimismo, el Servicio de Vigilancia Aduanera pudo constatar que las personas detenidas habían alquilado el velero en Valencia, desde donde habían salido hacia la zona al Este del Mar de Alborán para cargar la droga, que estaba destinada a la venta a distintas organizaciones criminales.
A la incineración de la droga han acudido, además de González, el delegado del Gobierno, Ramon Morey; el jefe de la Dependencia Regional de Aduanas e Impuestos Especiales, Miguel Morey; el jefe del área de Salud y Sanidad Exterior de la Delegación del Gobierno, Raúl Izquierdo; y el director general de Tirme, Rafael Guinea.