Así se ha dado a conocer este sábado en un acto reducido para familiares en el que han participado la consellera de Administraciones Públicas y Modernización, Isabel Castro, el secretario autonómico de Memoria Democrática y Buen Gobierno, Jesús Jurado, el alcalde de Bunyola, Andreu Bujosa, el director general de Memoria Democrática, Marc Andreu Herrera, miembros de la Comisión Técnica de desaparecidos y fosas de las Illes Balears, el conseller insular de Cultura de Menorca, Miquel Àngel Maria y representantes de la empresa ATICS, encargada de la ejecución del segundo Plan de Fosas del Govern.
La previsión inicial es que la intervención en el cementerio de Bunyola se lleve a cabo entre los días 31 de agosto y 10 de septiembre de 2020.
La consellera de Administraciones Públicas y Modernización, Isabel Castro, ha destacado como la exhumación de fosas es "fundamental" para reparar la memoria de las víctimas y poder conocer la verdad de los hechos que sucedieron.
"Lo hemos visto en Sencelles, en Son Coletes y en Bunyola nos mueve el mismo objetivo: dar respuesta a las familias que nunca han dejado de buscar sus familiares desaparecidos", ha afirmado Castro.
En palabras del secretario autonómico de Memoria Democrática y Buen Gobierno, Jesús Jurado, las familias de las víctimas se merecen unas instituciones públicas que velen por los derechos humanos e impulsen la búsqueda de los asesinatos y desaparecidos.
Según ha explicado, en Bunyola se busca a 15 personas y se hará "todo lo posible" para encontrarlas pero, ha añadido, hay que ser "prudentes" porque el cementerio ha sufrido profundas modificaciones".
"Es obligación de los que ostentamos la responsabilidad política actual recuperar la historia y toda la información sobre las víctimas de la represión franquista", ha añadido el alcalde de Bunyola, Andreu Bujosa.
PROPUESTA DE INTERVENCIÓN
El Proyecto de intervención en el cementerio de Bunyola, presentado por ATICS en la Comisión técnica de desaparecidos y fosas de las Islas, propone realizar una serie de estudios en el subsuelo del cementerio y corroborar varias informaciones, tal y como ha expuesto el coordinador de este segundo Plan de Fosas, Cesc Busquets.
Se han establecido tres zonas de excavación: la zona 1 corresponde a la zona ajardinada -de 6,30 metros por 4,80 metros- que se excavará manualmente para evaluar la posibilidad de que se construyera un hoyo para albergar algunos de los asesinados en 1936.
La zona 2, que corresponde en su origen a una fosa común excavada en 1932, donde fueron enterrados 10 individuos a partir de la documentación del proyecto 'Todas las Causas' de la asociación Memoria de Mallorca, y donde se analizará la posibilidad de exhumar los cuerpos más modernos -que Aranzadi localizó en el estudio de viabilidad realizado en 2019- para ver si debajo aún quedan restos humanos de 1936.
Finalmente, también se analizará el osario actual, que se ubica actualmente entre dos hileras de nichos, puesto que podría contener cuerpos procedentes de las limpiezas realizadas en la fosa común.
Sería posible, han advertido, que una gran acumulación de restos humanos más recientes cubran los cuerpos de 1936 e hiciese inviable su retirada.
Actualmente, se desconoce con exactitud la ubicación de la fosa común de los individuos represaliados por el régimen franquista en 1936 y enterrados en el cementerio de Bunyola.
Según han indicado, se tienen indicios de que se situaría en la parte sudeste, un lugar que ha sufrido grandes modificaciones, como la construcción de nichos.
El Plan de intervención ha sido elaborado en base a la ficha técnica realizada por el investigador Xavier Margais dentro del Mapa de Fosas comunes de Mallorca; el estudio de viabilidad del cementerio de Bunyola realizado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi, en mayo de 2019; la documentación recogida en el proyecto 'Todas las Causas', de la Asociación Memoria de Mallorca -un proyecto que cuenta con la clasificación de 2.761 causas judiciales entre 1936-1939, procedentes del Juzgado Togado Militar de las Islas Baleares-; y el trabajo de campo realizado por el equipo de arqueólogos de ATICS.
LAS VÍCTIMAS DE BUNYOLA
Entre el 6 de agosto y el 28 de diciembre de 1936, llegaron al cementerio de Bunyola una quincena de cadáveres.
Según la obra de Margais, eran hombres que habían sido asesinados por arma de fuego y abandonados en el margen de caminos o carreteras, víctimas de la represión franquista. Antes de ser enterrados fueron objeto de autopsias que determinaron que la mayoría de ellos murieron por hemorragia cerebral, pleural, múltiple, etc.
De estas quince víctimas, nueve están identificadas gracias a diferentes causas judiciales facilitadas por la Asociación Memoria de Mallorca. Se trata de Joan Busquets Cañellas, Josep Cañellas Roser, Antoni Juan Massanet, Rafael Ferriol Grimalt, Pere Suau Riera, Onofre Arbona Jordà, Gabriel Servera Cardell, Guillem Pocoví Samsó y Joan Fiol Martí.
Faltan por identificar seis víctimas, entre las que se podrían encontrar tres menorquines: los hermanos Bartomeu y Sebastià Carretero Gornés, y José Filomeno Pons Sintes.
Los tres, naturales de Ciutadella, viajaron juntos a Mallorca porque eran testigos en un juicio. Se cree que fueran asesinados el 12 de noviembre de 1936 y enterrados en Bunyola.
Por aquellas fechas aparecieron tres cadáveres en la confluencia de la carretera de Esporles en Santa Maria del Camí con el torrente de ca na Sili.
Tres cadáveres que pertenecían a tres personas desconocidas en Bunyola. El historiador y director del Archivo Diocesano de Menorca y del Archivo Municipal de Ciutadella, Marc Pallicer Benejam, relaciona este episodio con el descubrimiento de los tres ciutadellencs en la fosa común de Bunyola.
La intervención en el cementerio de Bunyola forma parte del segundo Plan de Fosas del Govern, aprobado por la Comisión Técnica de desaparecidos y fosas, y que impulsa la Conselleria de Administraciones Públicas y Modernización a través de la Secretaría Autonómica de Memoria Democrática y Buen Gobierno.
Esta es la tercera actuación incluida dentro del Plan, después de las excavaciones llevadas a cabo en los cementerios de Sencelles y de Son Coletes, en Manacor. Y le siguen actuaciones en un horno de cal del collado de Artà-Salma, en los cementerios de Ses Figueretes (Eivissa), Valldemossa, Santa Maria del Camí y Porreres.