Las dos organizaciones desmanteladas operaban utilizando medios tecnológicos avanzados y obtenían grandes beneficios con escaso riesgo -superando los 3 millones de euros-, blanqueando posteriormente las ganancias de diferentes formas, entre otras, comprando moneda virtual.
Además, se han realizado 17 registros en diferentes municipios de las provincias de Alicante (1), Murcia (2), Madrid (3), Málaga (3), Barcelona (1), Sevilla (2), Zaragoza (1), Castellón (1), Palma de Mallorca (1), Valladolid (1) y Valencia (1).
Fruto de estos registros, los agentes han intervenido más de 70.000 comprimidos/geles de medicamentos contra la disfunción eréctil, diversas sustancias estupefacientes --líquido GH, MDMA, cocaína, popper--, cientos de artículos informáticos y numerosas joyas de gran valor, entre otras cosas.
La investigación se inició en mayo de 2019 cuando los agentes detectaron las actividades de estos portales web para la venta de medicamentos en toda España, con el consiguiente riesgo para la salud.
La primera de las organizaciones criminales identificada estaba asentada en Murcia, Madrid y Alicante, mientras que la segunda -de origen inglés- operaba desde la Costa del Sol.
Ambas se valían de expertos informáticos y utilizaban medios tecnológicos avanzados con la finalidad de, por un lado, favorecer la ejecución del delito y conseguir la impunidad de sus miembros, al tiempo que aumentaban el número de compradores; y por otro, dificultar la investigación policial mediante la adopción de fuertes medidas de seguridad.
En este sentido, hacían uso de aplicaciones de mensajería instantánea que contaban con métodos de encriptación y borrado de mensajes. Además, usaban conexiones VPN para dificultar su localización por IP, y alojaban sus páginas web de farmacias virtuales en servidores offshore, ubicados en países ajenos a la jurisdicción europea o estadounidense.
Las ganancias adquiridas por la venta de medicamentos ilegales superan los 3 millones de euros, ya que su compra supone apenas unos céntimos por comprimido en países del sudeste asiático (principalmente la India) y su venta unitaria es de alrededor 4,5 euros, pudiendo ser incluso superior dependiendo del producto, la cantidad o el lugar de venta. Además, se trata de una actividad castigada con penas muy inferiores al tráfico de estupefacientes, por lo que constituye una actividad muy atractiva para las organizaciones criminales.
Por último, blanqueaban los beneficios obtenidos de diferentes formas, entre ellas, comprando moneda virtual a través de empresas de cambio o trasladando dinero en efectivo fuera de nuestras fronteras.
También disponían de cuentas bancarias en países como Chipre o Andorra, y operaban mediante transferencias bancarias con conceptos que trataban de enmascarar los beneficios ilícitos. Otro método que utilizaban para blanquear el dinero consistía en comprar vehículos de alta gama en Alemania o reservar objetos de lujo que finalmente no adquirían, solicitando la devolución mediante transferencia con el pretexto de no residir en el país.