Ahora que no quiero, me rodean los ruidos de la guerra.
Es cuando le llaman músculo a más dinero para la fábrica de muertos.
Y verdad a la mentira que será un incendio.
Es ahora.
Porque después llamarán traidores a los pacifistas.
Desertores a los objetores.
Cobardes a los neutrales y, a los niños rotos, colaterales.
Ahora, que ayer era un sueño lo que hoy es miedo que mañana será cementerio.
Ahora que aún la tengo.
Gastaré mi libertad hasta la última letra.
Para que no me la puedan robar.
Para no tener que añorar.
Para defenderla.
Tiene que ser ahora.
Antes de la nueva victoria.
Antes de la nueva derrota.
Antes de que la vida sea un recuerdo.