En declaraciones a los medios, Truyol ha explicado que se trata de un mismo edificio que tuvo que ser desalojado en dos partes diferentes. Una daba a la calle Joan Mestre y la otra, a la calle Lluís Martí.
Inspectores del departamento de calidad de edificios han examinado la construcción y han detectado que está en "muy mal estado", según ha señalado la regidora. Por ello, una vez se formalice la declaración de ruina, los propietarios tendrán dos opciones: presentar un proyecto de rehabilitación integral de todo el inmueble y ejecutarlo, o proceder al derribo.
Hay una docena de familias afectadas, a las que se han ofrecido servicios de acogida temporal. La mitad han aceptado la acogida provisional y están ya en diferentes espacios municipales. El resto se han alojado en casas de amigos y familiares.