Según ha informado la Fundación ONCE, por nivel educativo, se reparten de la siguiente manera: 39 escolares comienzan la Educación Infantil; 31 están escolarizados en Educación Primaria; 13 han llegado a la Educación Secundaria Obligatoria; cuatro cursan Bachillerato; seis se preparan en la Formación Profesional; 12 se enfrentan a la Universidad; y 40 están inscritos en otro tipo de enseñanzas. También se incluye al alumnado con sordoceguera u otras discapacidades asociadas a la visual.
Más del 99 por ciento de este alumnado estudia en centros educativos ordinarios, en los que cuentan con el apoyo de los Equipos Específicos de Atención a las personas con discapacidad visual, fruto de los convenios de colaboración entre la ONCE y la Administración.
La atención individualizada a estos alumnos arranca con el nacimiento -con un programa de atención temprana- y sigue con la Educación Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria, Formación Profesional, Bachillerato y Universidad, e incluso en la etapa adulta si se trata de estudios reglados.
La labor de los Equipos Específicos en Balears está coordinada desde el Centros de Recursos Educativos (CRE) de ONCE en Barcelona.
La tarea del maestro consiste en valorar al alumnado y elaborar una propuesta de intervención aplicada individualmente. Esta labor no sólo se desarrolla con el alumnado y los centros donde se matriculan, sino también con sus familias.
Las áreas de intervención son muy diversas y arrancan con los primeros años y las instrumentales básicas (alfabetización y enseñanza del sistema braille) para recorrer el uso de la tecnología (adaptada en cada caso), autonomía personal (orientación y movilidad), competencia social, ajuste a la discapacidad, estimulación visual, adaptación de materiales de todo tipo, información y dotación de recursos y materiales, o transcripción de textos a braille o sonido.