Quizá sea cierta la afirmación referida al gobierno municipal del PP y la castigada barriada palmesana; pero de lo que no hay duda alguna es de que la actual gestión municipal en materia de limpieza y mantenimiento general de las calles se centra única y exclusivamente en el centro bonito de Palma: Jaume III, Born, Paseo Mallorca, Cort y aledaños; y poco más.
Una barrio antaño menestral y digno como Pere Garau se encuentra sometido a un vertiginoso proceso de degradación del que los contenedores que rebosan y apestan, la acumulación de trastos que apenas se recogen y una suciedad que ni una semana de gota fría conseguirá erradicar son la primera evidencia. Después de un año de mandato del “gobierno de la gente” como le gusta repetir a quien será alcalde y a sus colegas de consistorio, Pere Garau es solo un ejemplo del fracaso de su gestión. La relación de calles y barrios directamente sucios sería interminable.
Pere Garau conoció un instante de mejora con ocasión de una visita del actual medio alcalde, José Hila, pero fue sólo eso, un instante. Terminada la visita, caminar por cualquiera de las calles del barrio se convierte en una agonía que abre las carnes a quienes sentimos Pere Garau como propio. A Hila no se le ha vuelto a ver.
El alcalde socialista parece dar por perdida la batalla de la limpieza, a menos de un año de que acabe su mandato. Debe pensar que las consecuencias electorales de su desidia las pagará quien le sucederá al frente de la casa consistorial, el alcalde de Més.
Si el concejal de Urbanismo, que será alcalde, aceptara una recomendación, y no hay razón para hacerlo, debería salir del sin duda cómodo despacho que acoge sus desvelos y darse una vuelta por Pere Garau. Quizá entonces matizaría su contundente afirmación de que el PP solo hacía política de Jaime III, al comprobar, y oler, que la mayoría de izquierdas de la que forma parte Antoni Noguera y que presidirá en breve no hace política de barrio en cuestiones como la limpieza urbana. Y es constatable que mantiene Jaime III como una patena, o casi.
Con el cambio de alcalde cabría albergar alguna esperanza de que la gestión de la limpieza de la ciudad pudiera mejorar, pero cunde el desánimo al comprobar que la responsable de la empresa municipal que debería ocuparse de tales menesteres, EMAYA, forma parte del mismo partido, Més, que el concejal de Urbanismo. Habrá que esperar, pues, a la primera ocasión que se presente para votar. La mugre decidirá.