La decisión del Consejo de Ministros de permitir al Ministerio de Defensa subastar el solar de Son Busquets por 45 millones de euros ha descolocado al alcalde de Palma, José Hila.
Esta decisión del Gobierno de Pedro Sánchez contradice todas sus promesas electorales y le coloca en pésima posición ante todos los partidos políticos del Ajuntament de Palma, incluidos sus socios de Unides Podem y de MÉS per Mallorca.
El candidato a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, llega a su despacho a primera hora de la mañana y se sienta frente a su escritorio, dispuesto a ultimar los preparativos para la sesión de investidura que se llevará a cabo en las próximas horas en el Congreso.
Cuando está a punto de encender su ordenador, un bedel entra en la sala.
BEDEL:
Señor presidente, hay un hombre fuera que quiere verle. Dice que se llama José Hila.
PEDRO:
(Con desinterés)
¿Hila? No conozco a ningún Hila.
BEDEL:
Dice que es el alcalde de Palma.
PEDRO:
¿Las Palmas de Gran Canaria?
BEDEL:
(Vocalizando)
No. Las Palmas no; Palma.
PEDRO:
(Pensativo)
¿Palma del Río? ¿La de Córdoba?
BEDEL:
¡No, Palma de Mallorca! ¡En Baleares!
PEDRO:
Ah, bueno.
(De nuevo con desinterés)
Dile que espere. Tengo demasiadas cosas en la cabeza como para ocuparme de lo que sea que quiera ese tal Gila.
BEDEL:
(En un murmullo, mientras sale de la habitación)
Gila no, Hila…
Tras pasar la mañana ocupándose de los distintos asuntos del día y repasando su discurso para la sesión de investidura, Pedro Sánchez decide salir rumbo al Congreso.
El bedel, que en ese momento termina su turno, aprovecha para entrar en el despacho.
BEDEL:
Perdone que le moleste, señor presidente, pero el hombre de antes sigue esperando fuera.
PEDRO:
(Recogiendo sus documentos, sin prestarle demasiada atención)
¿Qué hombre?
BEDEL:
José Hila, el alcalde de Palma…
(Aclara)
Palma de Mallorca
PEDRO:
(Con asombro)
¿Qué? ¿Aún?
(Mira su reloj)
¡Pero si han pasado cuatro horas! Madre mía, que insistencia… Pero no, ahora mismo no puedo atenderle. Dile que te deje a ti el recado o, yo que sé, que me mande un correo.
Antes de que el bedel pueda responder, Pedro Sánchez abandona apresuradamente la estancia rumbo al aparcamiento, dónde un coche oficial ya le está esperando.
Pedro Sánchez está a punto de entrar a su coche oficial, pero José Hila le corta el paso.
JOSÉ:
Buenos días, señor presidente. Me llamo José Hila, ¡socialista para servirle! Soy el alcalde de Palma. Llevo toda la mañana esperando para hablar con usted.
PEDRO:
(Tratando de ser paciente)
Mire, Gila, ahora no tengo tiempo. Si no le importa, tengo que irme para ser investido presidente de España.
Sánchez intenta entrar en el vehículo, pero José Hila se lo impide, interponiéndose entre él y la puerta.
JOSÉ:
(Suplicante)
Es muy importante, de verdad. Solo será un momento.
PEDRO:
(Suspira, mirando su reloj con apuro)
Tienes diez segundos.
JOSÉ:
(Agarrando la mano de Pedro Sánchez a modo de agradecimiento mientras efectúa multitud de serviciales reverencias)
Mil gracias, su excelencia, mil gracias.
PEDRO:
(Separándose, manteniendo las distancias)
¿Y bien? ¿Qué quieres?
(Con apremio)
JOSÉ:
Verá. Hay un solar en Palma perteneciente al Ministerio de Defensa, Son Busquets…
PEDRO:
¿Son qué?
JOSÉ:
Son Busquets, mi señor. Cómo le decía, pertenece al Ministerio de Defensa y desde nuestro partido prometimos durante la campaña electoral que, de ganar las elecciones, lograríamos un acuerdo por el que sería cedido con la intención de convertirse en viviendas de protección oficial.
PEDRO:
Suena bien. ¿Cuál es el problema?
JOSÉ:
(Toma aire, armándose de valor)
Pues que el Ministerio de Defensa ha anunciado que lo venderá por subasta pública a más de cuarenta y cinco millones de euros. ¡Cuarenta y cinco millones! ¿Se hace una idea de cuánto valdrán entonces esas viviendas de protección oficial si se llegan a construir? Se supone que irían destinadas a jóvenes, familias… ¡a trabajadores! Pero ninguno de ellos podrá pagar algo así.
PEDRO:
(Aumentando su impaciencia)
Por favor, vaya al grano. ¿Qué quiere que haga yo?
JOSÉ:
(En una actitud cautelosa y atemorizada)
Me gustaría que estudiara el caso. En Palma pactamos con Unidas Podemos y un partidillo nacionalista, y tengo a ambos y a toda la oposición presionándome para que solucione este problema…
PEDRO:
¿Cómo decías que te llamabas?
JOSÉ:
Hila… José Hila, mi señor, alcalde socialista de Palma.
PEDRO:
Mira, Gila. Ahora tengo que irme al Congreso, pero si envías un informe sobre el problema de Son Bus… Bus… Bus-no-sé-qué a mi oficina intentaré echarle un vistazo cuando pueda. ¿De acuerdo?
JOSÉ:
(Con inmensa alegría, de nuevo en actitud servicial)
Por supuesto, su excelencia. Mil gracias. ¡Mil gracias!
Pedro Sánchez logra zafarse de él y al fin entrar en el coche oficial, rumbo a la sesión de investidura.
En ese momento suena el móvil de Hila. En la pantalla aparece el nombre “Toni Noguera MÉS”.
JOSÉ:
(Con aire tranquilo y confiado)
¡Hola, Toni! […] No, no hay ningún problema. Acabo de reunirme con el presidente en persona y me ha prometido, en persona, que él mismo, personalmente, estudiará el caso. […] Estate tranquilo con el tema de Son Busquets, Toni. Ya está todo solucionado.
