Durante el vuelo, como explica el rotativo británico The Sun, los turistas iban bebiendo más y más alcohol, de forma que iba aumentando su agresividad con todos los presentes. Hasta el punto que aterrorizaron a una gran parte de los pasajeros y la tripulación, niños entre ellos que acabaron en llanto.
Entre las "hazañas" y "gracias" de estos vándalos, está el de uno de ellos que simuló que quería saltar del avión en marcha generando una situación de pánico entre los presentes ya que abrir una puerta de avión en pleno vuelo es fatal, y en el estado de embriaguez que estaba el turista, temían lo peor.
Al llegar al destino el comandante del avión de Ryanair llamó a la Guardia Civil para que se hicieran cargo de estos alborotadores que además se llevaron un recargo por parte de la compañía por los daños causados.
Lo que es seguro es que los pasajeros de este trayecto no olvidarán como 30 impresentables se dedicaron a amargar el viaje y aterrorizarles durante las horas que dura el vuelo.