Los autónomos que trabajan por su cuenta sin estar sujetos a un contrato de trabajo (no confundir con la figura de “empresario individual”) normalmente son entidades financieras con más bien poca capacidad de inversión y movimiento de capital.
Esto es todavía más acusado en el caso de autónomos que ofrecen servicios de asesoría y consultoría (imagen, comunicación, servicios informáticos…) ya que se trata de personas que necesitan muy poca o ninguna infraestructura para llevar a cabo su trabajo, que incluso trabajan desde casa y que no disponen de propiedades, ni ingresos elevados que le sitúe como un perfil atractivo para un banco.
En algunos casos también los autónomos que trabajan para administraciones públicas pueden verse en dificultades económicas simplemente por el retraso en los pagos de las administraciones, que condenan al autónomo a problemas económicos y de liquidez.
Por estas razones los autónomos son uno de los colectivos que más dificultades tienen a la hora de pedir financiación, muy por encima de los trabajadores asalariados.
A la hora de pedir un préstamo un banco estudia muchos factores para determinar el riesgo que supone ese cliente y realizar una correcta evaluación de su perfil financiero y de riesgo. Esos factores en general son los siguientes:
De estos factores los que son excluyentes son aparecer en una lista de morosos como ANEF o RAI. Que sean excluyente significa que aunque todas las demás variables sean positivas, (ingresos, perfil económico…) aparecer en un fichero de morosos excluye automáticamente al autónomo de poder acceder a un préstamo bancario.
Sin embargo existe una salida a obtener préstamos para autónomos con asnef para esos empresarios que sí disponen de una propiedad inmobiliaria a su nombre y esa salida no pasa por acudir a un banco.
Desde hace unos años atrás existe la figura del prestador individual: personas que disponen de dinero a nivel particular y que han hecho de los a autónomos una salida a poder obtener un rendimiento de ese dinero. Además los requisitos que esos prestadores exigen son menos duros que los que exige un banco. Para empezar sólo hace falta tener un aval en forma de propiedad inmobiliaria: no importan los justificantes de ingresos, aparecer en ASNEF o RAI ni el hecho de estar devolviendo otros préstamos.
Para ayudar a esos prestadores particulares con todas las gestiones y trámites existen empresas como CreditoParticular.es que estudian los perfiles de las solicitudes de préstamo que reciben y ponen en contacto a ambas partes, el autónomo que necesita el dinero y el prestador que se lo va a prestar. También se encargan de la tasación de la propiedad que el autónomo usa como aval (vivienda, local comercial, garaje…) para agilizar y facilitar los trámites.