Precisamente en el restaurante de Andreu Genestra se sirven huevos de colores durante los desayunos, huevos procedentes de diferentes razas de gallina que se crían en Son Jaumell.
Tal y como menciona Capel en sus 'Gastronotas', “¿Te imaginas un hotel donde a la hora del desayuno te pregunten no solo cómo quieres que te preparen los huevos, sino la raza de las gallinas que los han puesto? Que yo sepa no existe ningún restaurante en el que suceda algo parecido. Dentro de muy poco ocurrirá aquí en el restaurante que gestiona mi hijo, Andreu Genestra”, afirma José Carlos Capel en su última publicación en El País.
En el Hotel Rural Son Jaumell se crían diferentes razas de gallinas "araucanas, australorp y brahama, además de ocas" que hacen que haya una variada oferta de huevos frescos de diferentes tamaños y colores, Según explica Capel en sus 'Gastronotas'.
"Durante mis desayunos previos en Son Jaumell había disfrutado de unos huevos fritos impecables. Pequeños, con la yema entera y la clara con puntilla, crujiente y corruscante. Unos huevos antológicos que había tomado con longaniza frita, el colmo. Esta vez elegí a dedo un huevo azulado de gallinas araucanas y otro de oca, dificilísimo de freír, por su gran tamaño, opinión derivada de mis insatisfactorias experiencias personales. Cuando llegaron a nuestra mesa, excepcionalmente bien fritos, me levanté como un resorte y me fui directo a la cocina", explica Capel en su publicación en El País Gastronomía.
José Carlos Capel prosigue en sus 'Gastronotas': "¿Quién fríe los huevos en esta casa? Todas las miradas se dirigieron hacia un joven senegalés, Lamín M Dengue, responsable de ese cometido, quien se hallaba ultimando un revuelto para alguna mesa. Le felicité y me dediqué a observar cómo trabajaba. Rompía los huevos en un cuenco que luego dejaba resbalar sobre una paella pequeña, repleta de aceite humeante, caliente pero no demasiado. Le pregunté por la temperatura y no supo decirme. Tan solo que empleaba aceite de oliva limpio. Los huevos se encogían enseguida, mientras que con una espumadera los bañaba con aceite por encima, para provocar la formación de la puntilla. En 30 segundos, quizá menos, retiraba el huevo y lo dejaba escurrir en el aire sobre la propia espumadera. Cuando lo colocaba en el plato se hallaba completamente seco. Soy consciente de que no he aclarado nada. Sin duda la tremenda frescura de los huevos influía de forma decisiva, pero quizá también la mano de aquel cocinero".
En el siguiente enlace puede leer el artículo completo de José Carlos Capel en El País Gastronomía: https://elpais.com/elpais/2019/05/08/gastronotas_de_capel/1557301365_488187.html
Lamin M. Dengue ¿Los mejores huevos fritos del mundo? Huevos de colores en los desayunos de #SonJaumell Selección de @AndreuGenestra https://t.co/915EiEyMD7 pic.twitter.com/tsEUv9b4d1
— Jose Carlos Capel (@JCCapel) 8 de mayo de 2019