Se han destacado por ambas partes que cuanto más fuertes sean las familias, más sana será la sociedad y que las familias nos importan a todos nosotros como individuos pero también como sociedad, porque es en el hogar donde primero se aprende el comportamiento social y la familia es la institución educativa más importante y donde se recibe la mayoría de los cuidados asistenciales.
Los países más avanzados de Europa están asistiendo a un proceso imparable de interés por la familia. Movidos en muchos casos más por la necesidad perentoria que por un proyecto político inicial, países como Alemania, Francia, Suecia, Gran Bretaña o Italia ya han puesto la proa en dirección al puerto seguro de la protección de la familia.
Se ha destacado que la familia importa a toda la sociedad porque en el origen de casi cada problema social que afrontamos hay una carencia familiar; que proteger a la familia redunda en la protección de los más desfavorecidos, el robustecimiento del tejido social y la preparación de un futuro mejor, previniendo fracasos y sembrando progreso.
La ley que FFB registró el pasado lunes en el Parlament es un proyector de ley despolitizado y desideologizado capaz de proteger a todas las familias de Baleares.
Por eso la protección a la familia en una futura ley es un patrimonio común que debe mantenerse al margen de ideologías.
El 98% de la población balear vive en familia y esta es el medio básico de orden afectivo, educativo, económico y social, donde los ciudadanos nacen y perciben por primera vez no sólo que son sujetos de derechos, sino también de deberes ineludibles para con los demás: los hijos aprenden a convivir y a respetar a quienes les rodean, y se enseña el valor del cuidado a los pequeños, los jóvenes, los enfermos, los ancianos y los minusválidos.
Ha llegado la hora de que el Govern de les Illes Balears se comprometa a realizar verdaderas políticas globales con perspectiva de familia e incorporarlas a sus programas de gobierno y la futura ley de familia es una de ellas.