Precisamente, fue en el que antiguamente llamábamos Nuevo Mundo donde se sustanciaron unos hechos del pasado, e inconfesables como tantos, que han salvado hoy, día 26 de septiembre de 2018, al gobierno del PSOE, blindando al mismo tiempo a su ministra de Justicia. Es probable que ni ella misma recordara los cotilleos que intercambió con el envolvente Villarejo. El caso es que el penúltimo de los cartuchos del viejo policía, que desde la cárcel ha hecho explotar él mismo, o quien le esté gestionando tan voluminoso polvorín, nos ha permitido averiguar que Dolores Delgado dispone, desde cuando era fiscal y gracias a las casualidades de la vida, de sospechas muy perniciosas contra ciertos miembros del poder judicial español sobre andanzas privadas que podrían haberse corrido durante alguno de esos viajes profesionales a los que acuden, dejando en España a sus parejas, quienes las tengan, quizás para que no les acusen de aprovecharse de los recursos públicos para el placer personal. Quien se atrevería a invitar a los suyos a investigar si las indias nuevas se parecen a las que Colón, Hernán Cortés, Pizarro y sus tropas desesperadas encontraros cuando fondearon en las playas vírgenes de aquellas Indias desconocidas.
Esta misma tarde, todos los políticos que en la sesión de control al Gobierno han pedido la dimisión de Delgado no pueden sino estar pensando en como salir de esta nueva trampa a la que su ambición, desmedida y sin prejuicios ni principios, les ha conducido. Hace tres horas que “Público”, el digital que destapó las cloacas de Interior cuando los fiscales “afinaban” al servicio del gobierno de Rajoy, está informando que su presidente actual, Pablo Casado, se reunió también con Villarejo. Al menos una vez. Un sujeto como este joven, tan protagonista, que si no es idiota tiene que sospechar que algún periodista tiene la copia de ese máster que tanto oculta y que, según la última encuesta publicada por Prensa Ibérica, el 82% de los españoles quieren que enseñe, está destrozando su futuro por no salir huyendo del charco inmundo en el que viene convirtiendo todo lo que mira.
Pero la potencia explosiva de las revelaciones que van destilando los millones de megas de información sensible que controla Villarejo puede acabar con la estabilidad del tercer poder del Estado. No toca hablar aquí de la coherencia de los políticos, que se da por descartada, ni de las negativas tajantes y mentiras ridículas cuando los acorralan, que jamás fallan como respuesta suicida a la primera andanada que reciben, se llamen Cifuentes, Casado, Montón, Rivera o Delgado. De lo que nadie duda es de que tan verdad es el “maricón” con que la entonces fiscal calificó al homosexual hoy fuera del armario, como absolutamente ciertas lo son las confidencias sobre jueces y fiscales vistos con menores de edad allende los mares, pronunciadas por la misma voz humana y femenina y hoy escuchadas por todo el mundo mundial. Y esto ocurre en el momento en el que más vigilada está siendo la Justicia española desde Europa, dadas las cuantiosas molestias que ocasionan las incongruencias y los errores que no para de cometer en el abordaje y tratamiento de la crisis catalana, y también las persecuciones de la libertad de expresión en las que tanto se obstina.
Hoy, aquellos fiscales y jueces del Tribunal Supremo que un día estuvieron en Cartagena de Indias haciendo de las suyas saben, y también sus familias, que en cualquier momento se podrían hacer públicos los nombres de quienes estuvieron allí, y que entre ellos están los que jugaron alegres con el sexo prohibido. Porque el periodismo de investigación no para en su esfuerzo por descubrir las verdades, y ya pueden los pecadores ponerse a rezar para que no decidan saltar el charco y preguntar a testigos y víctimas de los excesos.
Para terminar, permítaseme un consejo para este gobierno de Sánchez, que hoy es más fuerte que ayer. Ya son más de 1.000 los ex militares firmantes de la carta de apoyo al mayor asesino de la historia de España, Franco Bahamonde, y el escándalo contra el gobierno que están propiciando sus admiradores, nuevamente PP y Ciudadanos, que se abstuvieron de la dignidad cuando no apoyaron sacar al dictador del lugar de culto y privilegio que ocupa, no anuncia nada bueno.
Vigilancia máxima pido, ministra de Defensa, que muchos estamos oliendo el peligro.