La respuesta y la rectificación oportuna nos incumbe a todos: clase política, medios de comunicación social y ciudadanía. Todos hemos tenido que ver algo -unos bastante más que otros- con el arraigo de la patología tan grave, que nos aqueja. Todos deberíamos ahora desandar el camino e intentar la implantación de las virtudes cívicas opuestas. Si, como hasta ahora, seguimos aceptando, como criterio válido de actuación,
‘el todo vale’, si lo damos por bueno, si lo hacemos nuestro y lo secundamos, todo irá de mal en peor. España se hará –si no lo es ya- un país ingobernable. ¡Todos saldremos perdiendo! ¿Qué hacer?
Si pensamos en una posible salida a la situación, el panorama no se presenta con perspectivas halagüeñas. No es posible –Sánchez siempre lo ha rechazado- un gobierno de coalición o de unidad nacional (PSOE, PP, C’s). Tampoco es posible, ni ahora ni en el futuro (‘no es no’), una abstención socialista que facilite la investidura de Rajoy o de cualquier otro candidato de la derecha. ¿Cuál es, entonces, la salida que propicia el Sr. Sánchez? ¿Cómo nos explica que él ha de presidir el futuro gobierno si ha cosechado el peor resultado electoral de la historia de tal forma que, por sus propios errores, se ha situado a una distancia abismal del PP? ¿Por qué ahora tiene dificultades para aceptar el resultado electoral? ¿Cómo superar el miedo a P´s? ¿Por qué, entonces, le otorgó tanto poder en Ayuntamientos importantes y ciertas Comunidades autónomas? Error grave de entrada, que debería llevarle a pensar que el síntoma de lo que es y significa ahora P’s proviene, entre otras causas, de los propios abusos del PSOE.
La idea de una alternativa con las fuerzas del cambio (Sánchez, dixit) es puro postureo, puro seguir mareando la perdiz, simple falta de respeto al ciudadano. Habría que entender, como tales, nada menos que a todas las fuerzas abiertamente separatistas e incluso a P´s. ¡Vaya cambio que nos propone! Lo de siempre, a partir de ZP. Con tal de eliminar al PP, vale cualquier cosa: hasta ver la solución en quienes niegan la identidad misma de España. El resultado para el PSOE ha sido
magnifico: desgobierno generalizado y pérdida tras pérdida de apoyo electoral. ¿Hasta cuándo, Sr. Sánchez, seguirá enrocado en tal desatino?
¿Cuánto va a tardar, Sr. Sánchez, en ‘arreglar lo suyo’ en el interior de su partido? Todo, incluso el gobierno, depende de ello.
En semejante excepcionalidad, tampoco hay que demonizar unas terceras elecciones. Es posible hasta evitar la fecha navideña. No me parece tan malo otorgar, una vez más, la palabra a la ciudadanía. ¿Por qué desconfiar de su inteligencia política y de su diagnóstico de la situación? ¿Por qué no esperar que su palabra clarifique esta vez el panorama político con mayor nitidez? Demos, pues, una nueva oportunidad al pueblo.
No hagan caso a las voces que se cierran a esta solución. La generalidad de ellas son interesadas. Algunos –no es difícil adivinar quiénes- temen, con fundamento, que puedan ser castigados y obtener aún peores resultados. ¡Volvamos, pues, a votar!.