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Están cansados. Ya no nos creen

Como todo sabemos, el abuso sexual del clero era realidad desde el año catapún. ¿Quién no había oído contar, ya a sus mayores, algo sobre la presunta afición de ciertos clérigos con monaguillos y, en general, con menores? Al final, todo la porquería acumulada se esparció a través de los medios.

El escándalo fue mayúsculo. Se evidenció la ceguera y la hipocresía de una parte muy importante del mundo eclesiástico. Y, en estas estamos: ¿Hasta cuándo?  ¡Sepulcros blanqueados! ¡Dejastéis de lado el Evangelio!

En este mes de agosto, se ha tenido cumplida noticia de la gran catástrofe moral de la pederastia clerical. Se ha hecho público  el Informe de la Corte Suprema del Estado de Pensilvania: 300 sacerdotes católicos abusaron sexualmente de más de 1.000 niños desde la década de 1940. ¡Consternación total! Y, suma y sigue.

Si alguien ha tenido el coraje de hablar alto y claro ha sido el cardenal Seán P. O' Malley, Arzobispo de Boston y Presidente de la Comisión Pontificia para la protección de los menores. “Totalmente avergonzado” ante lo que calificó como “atroces fracasos para proteger a los menores”, redactó  una Declaración, el pasado 16 de agosto. En ella dice a quienes quieran escucharlo: “Los católicos y la sociedad civil han perdido la paciencia y la confianza en nosotros”.

Cierto. La gente, el pueblo fiel, el católico mínimamente comprometido, gran parte de la sociedad civil, está cansado y harto. Esta es –por mucho que pueda molestar a muchos- la verdad. Por ello, cansado de la ineficacia que se aprecia, ha proclamado en román paladino, la realidad: la gente, el católico comprometido ha perdido la confianza, la paciencia, la credibilidad. Ha hablado como quizás nadie hasta ahora (ni siquiera en el Vaticano) se había atrevido a hacerlo y lo ha hecho sin tener pelos en el corazón. ¡Magnífico!

Es más, al Cardenal de Boston no le duelen prendas y habla acusadoramente: “… aún no hemos establecido en referencia a quienes tienen posición de liderazgo en la Iglesia sistemas claros y transparentes de rendición de cuentas y de las consecuencias de los fallos que han permitido que continúen ocurriendo estos crímenes. La Iglesia debe abrazar la conversión espiritual y exigir transparencia legal y responsabilidad pastoral para todos los que llevan a cabo su misión. Esta transformación no se logra fácilmente, pero en todos los aspectos es imprescindible. La forma en que preparamos a los presbíteros, la forma en que ejercemos el liderazgo pastoral y la forma en que cooperamos con las autoridades civiles; todo esto tiene que ser consistentemente mucho mejor de lo que ha sido hasta el momento” . ¡Impecable! ¡Aquí le duele y muchísimo!

Las reformas inaplazables e imprescindibles (que ya debieron haberse realizado) son claras. Seguir como hasta ahora –verbalizando mantras inútiles-, hará que la credibilidad de la Iglesia se despeñe en picado. ¡Y, ojo! Si no se responde con hechos (las reformas señaladas por O’ Malley), con la participación de los laicos, se pondrá (si no se ha puesto ya) en entredicho la credibilidad misma del papa Francisco.

Es más. “Todos los esfuerzos de evangelización y otras grandes obras dependerán de nuestra capacidad para admitir nuestros propios crímenes y fallos y hacer de la protección de los niños y adultos vulnerables nuestra principal prioridad". Fina intuición del cardenal de Boston. La gente pide, en todo caso, otro tipo de evangelización: la de lo hechos, la del testimonio, la de la vida en coherencia con el Evangelio. ¡Casi nada!

Pero, además de lo dicho, se han de eliminar las causas estructurales Por ello, cardenal Ladaria, se ha de ahondar en la raíces: el malhadado clericalismo, esa psicología de élite que termina generando división, separación, círculos cerrados que, al final, desembocan en acciones autoritarias y de poder, que no evangelizan, y que hacen que sus protagonistas se sienten diferentes a los demás (casta y élite), como ha subrayado Ramón Alario. Todo ello es sinónimo de perversión en el ADN eclesial.

¡Vaya tarea por delante, mons Ladaria! Son muchas las cosas que dependen de usted. ¿Estará a la altura de la misión? Esperemos.

Actualizado: 14 de marzo de 2022 , , , , ,

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