La investigación tuvo su origen en una denuncia interpuesta el 5 de junio del año en curso, donde se denunciaba la sustracción de cableado eléctrico del interior de un sótano el cual suministraba el fluido eléctrico y las comunicaciones al aeropuerto.
Los autores accedieron al edificio forzando dos puertas para una vez en el sótano, sustraer gran cantidad de cableado eléctrico que afectó tanto al servicio auxiliar de radar que se activa en caso de averías en comunicaciones como al servicio de telefonía de todo el aeropuerto.
Fue a raíz de la recepción de un comunicado interno de Policía Local en el que se daba cuenta de la intervención que una patrulla había realizado sobre un vehículo ocupado por dos varones, lo que puso a los investigadores sobre la pista de los autores del robo.
Por gestiones posteriores de la Policía Nacional, se pudo intervenir un total de 163 kilos de cobre, 29 kilos de acero y detener a dos hombres como presuntos autores del robo con fuerza.