El padre del rey Felipe VI, tras nueve años de forzada ausencia por sus continuos achaques físicos, había anunciado extra oficialmente que este verano regresaría a la competición en la que tantos años tomó parte. Desde el próximo 28 de julio y hasta el 4 de agosto, el Real Club Náutico de Palma tenía previsto contar entre los cientos de participantes de la Copa del Rey de Vela con Juan Carlos de Borbón, ahora a bordo de un velero Swan 50, precisamente la clase invitada este año. Casualmente la del Rey emérito y, seguramente, para contar con su presencia.
Sin embargo, las felices predicciones se han torcido. Las grabaciones filtradas interesadamente por el entorno del comisario Villarejo en las que se oye a Corinna describiendo las acciones penales y delictivas protagonizadas, presuntamente, por Juan Carlos de Borbón han puesto en entredicho todas las previsiones.
Desde fuentes conocedoras de los entresijos del Estado, se califican de “improbable” e “indeseable” que el rey Felipe VI coincida públicamente en Palma con su padre después de conocerse las palabras incriminatorias de la mujer que le acompañaba en Botswana cuando sufrió el accidente doméstico en el que se fracturó la cadera en plena cacería de elefantes.
Recordar que Corinna señala en las grabaciones que el rey emérito cobró millonarias comisiones como intermediario entre empresas privadas españolas y gobiernos extranjeros por allanarles el camino en contratos públicos y que, posteriormente, estos fondos eran depositados en cuentas bancarias suizas.
Tras el ‘caso Urdangarín’, que Felipe VI ha saldado con un absoluto distanciamiento de su propia hermana y su familia incluso antes de la condena en firme, ahora el ‘caso Corinna’ abre un nuevo capítulo de corrupción en la Casa Real española.