En esta línea, Galán ha defendido esta tarde la coherencia de la iniciativa de Iberdrola de completar el proceso de clausura de todas sus centrales de carbón en el mundo, fuente de energía que solo representa, actualmente, el 1,8% de la capacidad total del grupo, que asciende a casi 48.100 megavatios (MW), con la decisión estratégica adoptada hace varios años por los órganos sociales de la compañía de compromiso de lucha contra el cambio climático.
La compañía solicitó, el pasado 10 de noviembre, la autorización de cierre de las centrales térmicas de Lada (Asturias) y Velilla (Palencia) ante el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, plantas que suman una potencia de 874 MW y que en 2016 produjeron menos del 1% del total generado en España.
Cabe destacar que desde el año 2001 Iberdrola ha clausurado en todo el mundo centrales térmicas que suman casi 7.500 MW de capacidad instalada. Destacan el cierre en 2013 y 2016, respectivamente, de dos grandes centrales de carbón en Reino Unido, Cockenzie y Longannet, cuya potencia conjunta ascendía a 3.600 MW. Asimismo, el desmantelamiento en este periodo de tiempo de casi 3.200 MW de plantas de fuel oil. En paralelo, ha puesto en marcha 34.000 MW renovables y centrales medioambientalmente más favorables a las incluidas en la solicitud de cierre.
En el caso concreto de las centrales de Lada y Velilla, su cierre no afectará a la seguridad del suministro eléctrico; ni al precio de la energía al ser su producción inferior al 1% del total nacional de España; ni al firme y demostrado compromiso de la compañía con el empleo, ya que Iberdrola recolocará al 100% de la plantilla. Además, la clausura de esas centrales producirá claros beneficios medioambientales en núcleos urbanos densamente poblados.