Los servicios informativos de Fibwi Televisión les adelantamos hoy que el Govern de Francina Armengol compró las mascarillas falsas a granel y de palabra. Es decir, sin ningún contrato ni documento oficial escrito.
Textualmente, “un avión repleto de mascarillas”. Esta es la descripción concreta, y única, a la que atendió el Servicio de Salud de las Islas Baleares para aceptar y activar la compra de las mascarillas que le ofreció la Trama Koldo a través de un simple correo electrónico.
No se especifica en este escrito ni cuántas mascarillas se ofertaban desde la empresa Soluciones de Gestión ni el precio unitario de las mismas. De hecho, a la expresión genérica e inconcreta “un avión repleto” le sigue, simplemente, el precio a pagar. Y este sí es concreto. Muy concreto: exactamente 3 millones 701 mil 500 euros. Por tanto, se pagaron más de 3’7 millones de euros de fondos públicos de la comunidad autónoma –de todos los ciudadanos– simplemente por la carga de (comillas) un avión repleto de mascarillas (comillas). Literal.
Asimismo, tampoco se especifica en ningún documento ni informe previo el modelo concreto de la aeronave que traía las mascarillas desde China. Es decir, ni una palabra sobre su capacidad real de carga. Tanto podría haber sido un gran avión de transporte masivo como una minúscula avioneta. Por tanto, el Govern de Francina Armengol adquirió y pagó de inmediato las mascarillas que luego resultaron fraudulentas sin saber, en concreto, cuántas eran realmente. Una compra totalmente a ciegas.
Así lo refleja el documento oficial del IB Salut que se esgrimirá en la futura comisión de investigación de la Trama Koldo que está a punto de arrancar en el Parlament balear. De hecho, esta será –en concreto– una de las preguntas a las que deberán responder los altos cargos que eran responsables del Servicio Público de Salud de Baleares en el mismo momento en el que se perpetró el fraude. Primera, la consellera Patricia Gómez; seguida de su esposo y director general del IB Salut, Juli Fuster; y, después, Manuel Palomino, el director de compras de este organismo sanitario.
Por cierto, un Manuel Palomino que, meses después, sustituyó al propio Juli Fuster por participar éste como juez y parte en unas oposiciones en las que concurría su propia hija.
Según fuentes conocedoras del caso, que el Govern que presidía Francina Armengol comprara –textualmente– (comillas) un avión repleto de mascarillas (comillas), sin concretar el número exacto de ellas, dificulta aún más la reclamación desde Baleares a la empresa corrupta Soluciones de Gestión para que sea reintegrado el dinero estafado. De hecho, abogados especializados en derecho administrativo señalan que es imposible cuantificar el monto exacto de una reclamación pecuniaria si el demandante –en este caso el Govern– no es capaz de demostrar la cantidad de los productos que se había pactado adquirir, en este caso las mascarillas, ni el precio unitario de las mismas.
Portavoces del Partido Popular y de Vox que ya trabajan preparando los documentos que presentarán en las comisiones de investigación del Parlament balear, del Congreso de los Diputados y del Senado han adelantado a Fibwi Televisión que este será uno de los ejes centrales de sus interrogatorios a Francina Armengol, Patricia Gómez, Juli Fuster y Manuel Palomino para que justifiquen cómo fue posible que compraran mascarillas a una empresa absolutamente desconocida en el ámbito de los productos sanitarios y, además, sin concretar lo que realmente se adquiría.
Y todo para después abonar, solamente una semana después y con una velocidad inusitada en el ámbito de las administraciones públicas, los 3’7 millones de euros exigidos por la empresa corrupta Soluciones de Gestión y en un solo pago.
Conclusión: 3’7 millones de euros estafados al Govern balear por la trama corrupta cercana al Partido Socialista de Koldo García y la empresa Soluciones de Gestión a cambio de unas mascarillas falsas que fueron compradas, después de una llamada telefónica desde el Ministerio de Fomento de José Luis Ábalos, por la propia Francina Armengol o por algún otro alto cargo de su equipo más cercano durante la pandemia. Y que, además, fueron pagadas prácticamente de inmediato, aunque desde el mismo momento en el que fueron desembarcadas ya se comprobó que no eran del modelo encargado.