Este fenómeno, que se repite todos los años entre finales de julio y finales de agosto, se produce porque la Tierra atraviesa en su trayectoria en torno al Sol, la estela del cometa Swift-Tuttle, lo que provoca que multitud de partículas, denominadas meteoroides, choquen contra la atmósfera. Conforme la Tierra se va adentrando en esta nube de meteoroides, la actividad de las Perseidas aumenta.
"El cometa Swift-Tuttle completa una órbita alrededor del Sol cada 133 años aproximadamente, y cada vez que se aproxima a nuestra estrella, se calienta y emite chorros de gas y pequeñas partículas sólidas que forman la cola del cometa", señala el investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), Alejandro Sánchez. La última vez que este cometa se aproximó a la Tierra fue en 1992 y la próxima vez que esto suceda será en 2126, según indica Duffard.
La mayoría de los meteoroides desprendidos del Swift-Tuttle son tan pequeños como un grano de arena, y cuando se cruzan con la Tierra impactan contra la atmósfera a una velocidad de más de 210.000 kilómetros por hora, equivalente a recorrer España de norte a sur en menos de veinte segundos. El choque produce, en estos fragmentos, un aumento de temperatura de hasta 5.000 grados en una fracción de segundo, lo que hace que se desintegren y emitan un destello de luz que recibe el nombre de meteoro o estrella fugaz.
Esta desintegración ocurre a gran altura, normalmente entre los cien y los ochenta kilómetros sobre el nivel del suelo. Las partículas más grandes (del tamaño de un guisante o mayores) pueden producir estrellas fugaces mucho más brillantes que reciben el nombre de bólidos.
Este año la Luna interferirá en la observación del fenómeno, y empobrecerá las condiciones de visibilidad, según señalan desde el IAA-CSIC y el CAHA, por lo que se recomienda observar la lluvia de estrellas la noche del 12 al 13 de agosto, noche en la que se espera el pico de actividad (se estima que habrá un máximo de unos 100 meteoros por hora).
Además, indican que para disfrutar de las Perseidas no es necesario utilizar telescopios ni ningún otro tipo de instrumento óptico. Solo es necesario observar el cielo desde algún lugar lo más oscuro posible y lejos de la contaminación lumínica de las ciudades.