Huertas llegó a la política a través de las movilizaciones populares callejeras plasmadas en el escenario de las revueltas cívicas del 15M. El suelo empedrado de la plaza de España de Palma ha sido escenario muchas veces de las disertaciones de Huertas y de sus compañeros en un momento en que las políticas de austeridad de Europa y de Madrid movilizaron la crítica visceral de los sectores más izquierdistas de la sociedad.
De la calle movilizada surgió Podemos, el grupo político que ha sumado bajo su paraguas morado a los descontentos con el PSOE.
Xelo Huertas, alta funcionaria y jefa en el departamento de Urbanismo del Ajuntament de Marratxí que gobernaba con mayoría absolutísima José Ramón Bauzá, mostró de forma clara y directa su malestar por el estado de cosas que veía en su trabajo, en Mallorca, en Baleares y en España. Y se convirtió en una de las máximas dirigentes de Podemos Baleares de la mano de Alberto Jarabo y Laura Camargo.
Tras las últimas elecciones autonómicas, y con diez parlamentarios en la cámara balear, los pactos de Podemos con PSIB y MÉS elevan a Huertas a la presidencia del Parlament. En un plis plas, y con una votación democrática entre una cosa y otra, Huertas pasó de gritar en la calle a mandar callar desde la máxima autoridad parlamentaria balear, de protestar frente a la Delegación del Gobierno a compartir actos oficiales con los representantes de Madrid, de reunirse con el pueblo levantado a saludar cada verano a los Reyes de España.
Las cosas cambian que es una barbaridad.
Y ahora, con motivo de una exposición en Roma titulada “Ramon Llull. 700 anys de missió”, Huertas formará parte este miércoles 5 y el jueves 6 de una delegación oficial de autoridades y políticos españoles, viajará y gozará de la capital italiana gracias a los presupuestos públicos, asistirá a recepciones en la lujosa embajada de España ante El Vaticano, estará presente en la inauguración de la muestra sobre el santo mallorquín en la cual, de todos modos, su presencia y la del resto del séquito es absolutamente decorativa e innecesaria y, finalmente, asistirá a una audiencia papal con el sumo pontífice católico Francisco I en la plaza de San Pedro.
De las húmedas y frías baldosas de las asambleas ciudadanas de la plaza de España de Palma a los lujosos salones vaticanos. Los tiempos cambian que es una barbaridad. Especialmente para Xelo Huertas.