Una de cal y otra de arena en las previsiones económicas del Banco de España para la economía de nuestro país en los próximos meses. Los precios de las energías frenan su escalada, pero los alimentos seguirán subiendo. Y todo a expensas de la crisis bancaria mundial.
Los economistas del Banco de España destacan, en su último informe trimestral -publicado mientras la atención pública estaba focalizada en la moción de censura al presidente Pedro Sánchez-, que las energías han frenado sus precios y mantendrán la tendencia. El motivo: la bajada de su IVA y la aplicación de la denominada Excepción Ibérica, por la cual Bruselas le permite al Gobierno de España pagar un tope máximo por el precio del gas.
También han contribuido a moderar los precios de la electricidad un invierno cálido, el adelanto de la primavera y los récords de producción de energías eólica y solar.
Estas buenas noticias, sin embargo, tienen su contrapunto: los precios de los alimentos básicos seguirán en máximos históricos. Como se está viviendo en el Reino Unido, con los lineales de frutas y verduras de los supermercados desabastecidos, la duda sobre la capacidad de los productores agroalimentarios de poder mantener sus canales de suministro a los puntos de venta provoca que se disparen los precios que se pagan, incluso, por adelantado a las siembras, y para garantizarse el acceso las cosechas.
Asimismo, la sequía del año pasado repercutirá en los precios de productos recolectados a finales de 2022 y que necesitan una fase de procesamiento antes de llegar a los consumidores, como el aceite de oliva, que subirá otra vez sus precios por una reducción del 50 por ciento de la cosecha en la temporada anterior por falta de lluvias.
Con todo, el Banco de España prevé que, en diciembre, la inflación general esté en el 3,7 por ciento interanual, incluso con mejores perspectivas que las expuestas por el Gobierno de Pedro Sánchez. Pero, eso sí, muy lejos del 12’5 por ciento de subida que seguirán manteniendo, de media, los alimentos.
En paralelo, las previsiones de crecimiento del PIB también son mejores que las de hace pocos meses. Frente a un crecimiento del 1’3 por ciento anterior, ahora se prevé un ligero aumento hasta el 1’6 por ciento del Producto Interior Bruto en 2023, del 2’3 por ciento en 2024 y del 2’1 por ciento en 2025.
Eso sí, todo a expensas de la incertidumbre que oscurecen el horizonte económico por la crisis provocada por la quiebra del Silicon Valley de Estados Unidos, la práctica desaparición del rescatado Credit Suisse y su repercusión en el ecosistema bancario mundial con una aún mayor presión al alza sobre las hipotecas y los créditos.