El primer día laborable del año ha sido también día de compra en muchos hogares. Una compra donde ya nos hemos podido beneficiar de la supresión y modificación del IVA en determinados productos básicos, pero que todavía no se ha aplicado en todos los establecimientos.
Los pequeños establecimientos, precisamente, son los que más dificultades tendrán a la hora de adaptarse a esta nueva normativa. Una normativa que, sin embargo, afecta a todos por igual. Así lo recuerda Alfonso Rodríguez, presidente de la Asociación de Consumidores y Usuarios de Baleares: "La ley que se publicó el día 28 de diciembre dice que a partir del día 1 de enero hay un determinado número de productos a los que no se les puede aplicar el IVA. Consecuentemente, no vale decir aquello de que cuando yo lo compré estaba vigente".
Sea como fuere, no cabe esperar grandes cambios en el precio final de los productos bonificados , puesto que la regularización que muchos de ellos padecen a principios de año se va a comer buena parte de las nuevas reducciones impositivas que han entrado en vigor.
Una realidad ante la que ya nos advierten desde Consubal, cuyo presidente pide paciencia y una visión a medio plazo para poder analizar la efectividad de estas nuevas medidas. "Nos va a parecer frustrante entrar y ver que solamente hay unos céntimos de descuento en el precio. No lo miremos de forma individual. Hay que mirarlo de manera global y, sobre todo, ver qué ahorro nos produce a final de mes", ha destacado el propio Rodríguez.
Un ahorro que desde Consubal fijan en unos 30 euros para una familia de cuatro miembros en nuestro archipiélago. Una cantidad que algunos comerciantes creen excesiva, más teniendo en cuenta que según que productos frescos seguirán sujetos a la ley de la oferta y la demanda.
Mucho o poco, no será hasta final de mes cuando sean los propios clientes los que pueden sacar sus conclusiones definitivas sobre esta rebaja de impuestos.
Precisamente, entre los clientes, se respira un ambiente en el que se entremezclan cierto optimismo y algo de incredulidad. Los hay que se aferran al buen humor para afrontar una cuesta de enero, que incluso sin el IVA de algunos productos, seguirá siendo cuesta al fin y al cabo.