El vídeo, publicado en la cuenta de twitter de la Asociación Barrio Cívico de Santa Catalina-Fábrica, es el último episodio de una larga lista de denuncias presentadas por parte de los vecinos de esta zona de la capital balear.
Unos vecinos que se sienten desamparados cada vez que se acerca el fin de semana, cuando las calles de esta barriada se llenan de terrazas y gente en busca de diversión.
"Hay mucha bebida. Vienen a los portales, se sientan y luego ya no se pueden volver a levantar. He tenido que poner la habitación en la parte de atrás, porque sino era imposible dormir", explica Catalina, una vecina que lleva viviendo 60 años en este barrio de la capital balear, quien apunta a que "a lo mejor falta más policía".
Esta denuncia coincide, precisamente, con la puesta en marcha del dispositivo especial de la Policía Local de Palma para combatir el turismo de excesos en la capital. Un turismo que, al parecer, también ha llegado a Santa Catalina.
"He visto cómo se meten rayas, cómo cagan, cómo follan..., he visto todo lo impensable. A mí el ruido ya me toca los cojones, pero esto no", se queja un vecino visiblemente molesto.
A pesar del malestar general, hay voces entre los propios vecinos que no comparten las críticas sobre el exceso de ruido durante los fines de semana.
Así, Roberto, un residente italiano en Santa Catalina, apunta que "esto es un barrio de vida, esto es Santa Catalina. Dos años de muerte por la COVID y ahora se quejan porque hay un poco de ruido. ¿Cuándo puede haber un poco de ruido, el jueves, el viernes o el sábado?".
Santa Catalina, de antiguo barrio de pescadores a zona de ocio nocturno, donde dormir se ha convertido en un auténtico lujo para sus vecinos.