Así se ha expresado durante el juicio a las preguntas del Ministerio Fiscal, que pide un año de prisión para Carvajal y la otra letrada acusada, Maria del Carmen Jiménez, por un delito de desobediencia. Se da la circunstancia de que el juicio se ha celebrado en la misma sala del Juzgado en la que declaró la Infanta y donde presuntamente se produjo la filmación.
En la prueba practicada en febrero de 2014, estaba ordenado a que la declaración de la Infanta "solo se grabara en soporte oficial y de audio" y que de este material "no se entregaría copia a ninguna de las partes ni al Ministerio Fiscal".
Carvajal ha mantenido que no accedió a la sala con ningún dispositivo para captar audio o vídeo ya que pasó un "exhaustivo" control de seguridad en el que le fueron retenidos su teléfono y su tablet.
Además, ha argumentado que la providencia del Juzgado lo que prohibía era "acceder con cualquier medio de grabación" pero que no existía prohibición de grabar.
Según el letrado, pasó varios controles: en algunos solamente pedían documentación -relata que tuvo problemas porque habían puesto mal uno de sus apellidos- y en otro control les hacían pasar por el arco de seguridad y revisaban su maletín y otros efectos personales -incluso examinaron su bolígrafo-.
Precisamente, tanto Carvajal como la otra abogada acusada recuerdan que la abogada de Manos Limpias, Virginia López Negrete, llegó tarde y manifestó que su tardanza se debía a que había tenido que pasar estos controles de seguridad.
Por todo ello, el abogado ha defendido que no grabó "nada" ni accedió "con nada". "Ni se me hubiera ocurrido", ha enfatizado. También ha dicho que no le consta que la otra acusada grabara la declaración.
A preguntas del otro abogado defensor, Carvajal también ha incidido en que la prohibición de acceder sin móviles "sin excepción" se "incumplió" por parte de los funcionarios, que no pasaron por el escáner de seguridad, según ha dicho.
Carvajal ha subrayado que tenía un vuelo de vuelta a las 16.00 horas y que no aterrizó hasta las 17.30 horas; mientras que el envío del vídeo a la plataforma Wouzee.com se hizo a las 16.30 horas, según consta en la documentación.
La otra abogada juzgada este lunes, María del Carmen Jiménez, ha coincidido con las declaraciones de su compañero y también ha detallado el "exhaustivo" control de seguridad. Ha explicado que dejó los objetos con metal en una bandeja "igual que en un aeropuerto" y que los responsables de seguridad y policías examinaron sus bolígrafos y su reloj, de tipo deportivo.
Al respecto, la letrada ha precisado que no llevaba ninguna tablet y que no tiene conocimientos de informática. En esta línea, ha negado que grabara nada o que se pusiera de acuerdo con el otro acusado para ello.
La abogada ha negado también que nadie le diera indicaciones para grabar a la Infanta y ha dicho que incluso si se la pidieran lo rechazaría. "Mi carrera profesional no me la juego", ha dicho Jiménez, a quien se le han escapado lágrimas al admitir que por tener esta causa abierta no puede presentarse a una oposición que lleva preparando seis años. "No me la he jugado un sábado de fiesta, no me la voy a jugar un día así", ha declarado.
Según ha dicho, los dos abogados sólo hablaron sobre las preguntas que podrían hacer si bien finalmente no formularon ninguna tras comprobar que el contenido del interrogatorio no estaba relacionado con su cliente -entonces imputado como supuesto testaferro de Iñaki Urdangarin- sino con la economía del matrimonio.
Jiménez también ha dicho que la prohibición de grabar no figura expresamente en la providencia si bien admite que lo "deduce". Además, ha recordado que al inicio de la sesión no reiteraron esta prohibición.
La letrada ha considerado "raro" que había personas "que no estaban auxiliando" y que "se levantaban fuera y no volvían". También ha confirmado que el otro acusado se marchó antes del receso de la comida, que tuvo lugar a las 15.00 horas. "Con todo lo que he vivido con esto, sería incapaz de acusar a nadie sin saberlo al cien por cien", ha añadido.