El Ministerio Fiscal pedía una pena de nueve años y seis meses de cárcel para el procesado, que tenía 18 años en el momento de los hechos, pero al final ha retirado esta petición porque este, según han explicado este lunes, "padece una incapacidad superior" a la que se recogía en el escrito de acusación.
Así, la pena de cárcel, que se ha estimado en dos años, se ha suspendido con la condición de que el condenado no vuelva a delinquir en tres años, cumpla un plan de pagos de 200 euros al mes hasta abonar los 5.000 euros, esté durante cinco años bajo custodia familiar y ocho años en libertad vigilada. Durante este tiempo, está obligado a seguir un tratamiento médico y participar en un curso de educación sexual. Además, durante 10 años no puede acercarse a más de 100 metros de la víctima.
Durante el juicio, que ha acabado con un acuerdo de conformidad, la representante de la Fiscalía ha explicado que el joven tenía una minusvalía del 68 por ciento con "brotes psicóticos frecuentes" y que "15 días antes de los hechos" había estado interno durante largo tiempo en la Unidad de Psiquiatría del Hospital de Manacor.
Según relata el escrito de acusación, que ha sido corroborado, la víctima se encontraba en la localidad de Manacor acompañada de su hermana de cinco años cuando se topó con el acusado, que la conocía de vista.
Este le pidió que le acompañara y que "le iba a echar un polvo", a lo que la víctima accedió debido al "miedo que tenía de que el procesado pudiera hacerle daño y a que su retraso madurativo limita su capacidad de toma de decisiones y su capacidad de defensa ante imposiciones o manipulaciones", señala la Fiscalía.