Mientras a otros servicios públicos se les ha permitido adaptar sus servicios a la caída de los viajeros que visitan la isla, la controversia generada por la Dirección General de Movilidad y Transportes, manteniendo el criterio de que el Ferrocarril de Sóller debe mantener cuatro frecuencias, con independencia del número de viajeros que transporte, a pesar de reconocer que el tren "si bien se trata de una concesión administrativa de transporte público de viajeros, tiene sus propias particularidades como tren histórico y turístico, dada su adjudicación desde hace más de cien años, lo que lo convierte en un tren especial que, sin dejar su carácter de servicio público, cubre las necesidades de ocio de gran parte de la población y de los turistas que nos visitan durante todo el año".
Esta controversia ha llevado a la dirección del Ferrocarril de Sóller S.A. a tener que presentar una demanda en los juzgados de lo contencioso-administrativo pues entiende que la oferta tiene que estar adaptada a la demanda y no tiene sentido mantener las frecuencias exigidas por la dirección general de la Conselleria de Movilidad cuando los trenes van vacíos.
Desgraciadamente, a día de hoy, nadie tiene garantías sobre el futuro turístico. Las noticias actuales de nuestros principales países emisores (Alemania y Reino Unido) y de nuestro propio país no garantizan una estabilidad de futuro de los viajes turísticos. Sin subvenciones, prohibidas por la Ley de Transportes, y sin transporte turístico, la viabilidad del tren como transporte público hoy en día estaría abocada a la quiebra. Por tanto, la única posibilidad de subsistencia de Ferrocarril de Sóller -señala la dirección de la empresa- pasa por adaptar las frecuencias a la demanda del sector turístico, mientras dure la situación de fuerza mayo, provocada por la pandemia.
Estos datos, junto con los turísticos de los dos últimos años, y este futuro incierto han llevado a la dirección de Tren de Sóller S.A. a ser previsores para garantizar el futuro del empleo de los trabajadores y el capital invertido por los accionistas de una entidad centenaria como el Ferrocarril de Sóller.
Históricamente, el tranvía ha funcionado siempre, con independencia del número de viajeros que transporta, como un servicio a los ciudadanos de Sóller, pero las exigencias sobre el tren por parte de la Dirección General de Movilidad y Transportes llevan a la empresa a la necesidad de adecuar sus frecuencias, como previsión de futuro, en el compromiso de la vuelta a la normalidad en cuanto las circunstancias lo permitan.